Capítulo 10: Cumpleaños explosivo.

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***Advertencia: en este capitulo hay sangre y tortura***

El cumpleaños del príncipe Flynn al fin había llegado, como era de esperarse el salón del trono estaba lleno de regalo. Los niños paseaban curiosos entre los objetos junto con Eugene intentando averiguar que era cada obsequio.

- Creo que estos son unos pinceles. – Dijo el pequeño mientras agitaba una caja envuelta en un precioso papel rojo.

- Déjame ver. – Dijo el hombre mientras agitaba la caja. – Sí, creo que tienes razón.

- ¿Siempre tienes tantos regalos? – Pregunto Opal sin poder creer que su amigo literalmente tuviera una sala llena de obsequios solo para él.

- Si, todos me mandan regalos y en la noche dejan volar muchas, pero muchas linternas iluminando el cielo nocturno. – Respondió muy emocionado. – También lo hacen para el cumpleaños de mamá y lo harán en el de Arianna.

Opal asintió pensativa, para su cumpleaños su madre normalmente le preparaba un estofado especial y le hacía un pequeño obsequio.

- Cosas de vivir en la realeza, pequeña. Pero ahora que estas aquí con nosotros también tendrás una gran fiesta llena de regalos. – La intento animar Eugene.

- Eugene, ¿Ya tienes listo "eso"? – Pregunto en clave Rapunzel mientras entraba y aprovechaba que Flynn estaba distraído.

- Claro, querida. Eso está perfectamente bien. – Respondió el hombre muy seguro y le dio un corto beso a su esposa.

Opal se los quedo mirando unos segundos avergonzada. La verdad le tenía mucha envidia a su amigo, no por los regalos o las atenciones especiales que tenía al ser un príncipe, sino por sus padres. Le gustaría que sus padres se besaran y se abrazaran como los reyes. Soñaba con volver a dormir junto a ellos o despertarlos en la mañana saltando en la cama que ambos compartieran. No entendía porque ellos no lo hacían, los había observado por mucho tiempo y papá siempre miraba a mamá más de la cuenta y su mamá aceptaba los tactos de su papá por más tiempo que nadie.

- ¿Qué es "eso"? – Pregunto curioso Flynn.

- Tienes que esperar para averiguarlo. – Respondió Rapunzel mientras lo tomaba en brazos. – Vaya que estas grande, apenas te puedo sostener. – Dijo mientras le llenaba la cara de besos.

- No, mamá, detente que me avergüenzas. – Reclamo el pequeño.

- Soy tu madre, es mi trabajo. – Respondió la castaña. – Ahora iremos a darte un baño y arreglarte, este es tu día especial.

- Y... ¿Quieres hacer algo con tu tío Eugene, Opal? – Ofreció el adulto cuando quedaron solos.

- ¿Por qué usted y la reina se besan y abrazan todo el tiempo y mis padres no?

- Vaya, hora de las preguntas difíciles ¿Eh? – Dijo un poco nervioso Eugene. – Bueno lo que pasa es que Rapunzel y yo estamos casados y tus padres no.

- ¿Cómo lo hizo para casarse con la tía Rapunzel?

- Bueno... ambos estábamos muy enamorados, así que le compré un bello anillo con una piedra preciosa y se lo propuse en un barco en una bella y romántica noche... Bueno se lo propuse antes de eso y me rechazo, luego ella me lo iba a proponer y las cosas no salieron como esperaban. – Comenzó a divagar. - ¿Para qué quieres saber eso?

- Curiosidad. – Respondió mientras anotaba todo en una pequeña libreta, su padre le había estado enseñando a escribir, aun sus trazos eran bastante feos y se equivocaba en algunas palabras, pero la idea estaba allí.

La hija de CassandraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora