Capítulo 2: Nuestra vida en el castillo.

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Cassandra había salido junto a Eugene a ver a los nuevos reclutas para guardia. En su mayoría hombres jóvenes, sin cicatrices ni experiencia de verdad en un combate. Opal y Flynn llegaron detrás de sus padres, la niña insistía que era imposible que alguien derrotara a su madre en combate y el niño quería comprobar que tan cierto era.

- ¿Quién es el mejor? – Le pregunto Cassandra a Eugene.

- Frank, un paso al frente. – Le ordeno al soldado más alto y de hombros más anchos.

- Frank entonces... ¿Cuál es tu estilo de combate en que mejor te desenvuelves? – le pregunto Cassandra caminando hacia él.

- Duelo con espadas, señora. – Respondió muy seguro el hombre.

- Perfecto. – Dijo mientras le lanzaba una espada. – Atácame. – Lo incitó mientras desenvainaba la suya. Había perdido la espada que había llevado cuando salió por primera vez de Corona hacia años, ahora llevaba una de estilo cimitarra que consiguió de un hombre que la intento retar hace mucho tiempo.

El combate fue bastante rápido. Hombre cargo en su contra con una estocada alta que fácilmente esquivo por debajo del su brazo, y antes de que pudiera volver a alzar el arma el filo de la espada de Cassandra estaba en su nuca.

- Estas muerto. – Dijo muy seria. Siempre había sido la más ágil. - ¿Alguno en combate mano a mano?

- Bueno Steve y Louis son los mejores. – Dijo Eugene impresionado. Sabía que Cassandra era buena, pero no se esperó ese nivel.

- Los 2 al mismo tiempo será. – Dijo ella mientras se sacaba los guantes dejando ver su mano lastimada vendada, aunque aún se podían ver sus dedos un poco oscuros y después abría la pesada túnica gris y la dejaba caer al piso. Debajo de esta una camiseta de lino sin mangas que le daba mucho mayor libertad de movimiento. Ya sin aquella prenda se podía ver sus brazos que eran solo fibra y adornados por algunas cicatrices finas. - ¿Esperan una invitación? – Les pregunto de forma burlesca a sus contrincantes.

El ex capitán se dirigía calmadamente hacia el campo de entrenamiento sabía que su hija estaría allí viendo que tan bueno eran los nuevos reclutas y quería ver cómo le iba, cuando escucho algo pesado caer al suelo junto a un quejido de dolor. Apuro el paso para ver de qué se trataba y lo primero que vio fue a lo que parecía ser un recluta de la guardia volar unos metros por los aires y caer directo a una diana de entrenamiento.

- No es por molestar Fitzherbert, pero tus hombres necesitan más que un poco más de entrenamiento. – Dijo Cassandra mientras estiraba un poco los brazos.

- Dime la verdad ¿volviste a hacer algún pacto con alguna entidad demoniaca? – Pregunto Eugene sinceramente anonadado. – No te juzgaré.

- Practique lucha con espadas en Ingvarr, mientras que el combate mano a mano en Bayangor. También aprendí un poco de uso de alabardas en Pittsford, Koto es bastante bueno en tiro con arco, Neserdnia también tienen un excelente combate con armas cortas y navegación, un poco de lanza y arponeo de Galcrest; y debo admitir que pase un tiempo en Lyonthor, ellos son brutales en la lucha. – Explico la mujer orgullosa de jamás perder un día en todos los reinos que conoció. Ni tampoco un duelo. – ¿Qué te parece un combate entre los 2?

- Cuando quieras, pero te advierto que no eres la única que ha practicado. – Dijo lleno de seguridad el castaño. – Frank, mi sarten por favor.

- Veo que vamos enserio. – Dijo divertida Cassandra con su espada entre las manos.

Cassandra cargo contra Eugene, el rápidamente desvió el ataque ayudado por lo circular de su arma y rápidamente tomo la iniciativa del ataque, dándole repetidos golpes sin tregua a la espada de la mujer, hasta que la soltó. Eugene sintiéndose victorioso fue decidido a dar la estocada final, pero Cassandra fue más rápida y se escabullo detrás de él y le propino un golpe certero con su codo en su brazo, justo el nervio indicado haciendo que soltara su arma. Antes de que pudiera darse completamente vuelta Cassandra tomo su brazo con firmeza y valiéndose de la fuerza ejercida por el tomo impulso y lo derribo, sin soltar el brazo, rápidamente hizo una llave ayudada de sus piernas dejándolo inmovilizado contra el suelo.

La hija de CassandraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora