Capítulo 12: Familia.

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Cassandra abrió los ojos y vio el techo de su habitación, un segundo después el dolor se hizo presente. No era nada comparado con el de antes, pero llegaba a incomodar, sobre todo al sentir unos pesos sobre su cuerpo. Miro a su derecha y vio a Opal dormida sobre las sabanas, con la boca abierta y abrazándola, pudo notar que llevaba puesto su camisón. Quiso estirar su otro brazo para tocarla, pero un dolor comparable a una puñalada la invadió. Miro instintivamente a la izquierda y vio a Varian durmiendo de forma similar a su hija, este aun llevaba la misma ropa de la noche anterior, sucia con fango y sangre.

- Quien diría que son padre e hija. – Comento con un hilo de voz muy feliz y sobre todo en calma.

- ¿Mamá? – Pregunto Opal tallándose los ojos mirándola. - ¡Mamá! – exclamo saltando a su cuello.

- ¡Cassie! – La siguió Varian que había despertado con el grito de la pequeña.

- Calma. Duele. Duele. – Se quejó la mujer. Los amaba a los 2, pero ayer no había sido un día fácil para su cuerpo.

- Oh, cierto. – Se disculpó Varian separándose de malas ganas, para momentos después ponerse de pie. – Opal, ve a avisarle a Rapunzel y a tu abuelo que mamá despertó, por favor. – Le pidió a la pequeña quien asintió y salió corriendo descalza. - ¿Cómo te sientes?

- Mucho mejor que ayer, el dolor ha bajado bastante. – Respondió con una sonrisa. - ¿Y tú?

- Ahora estoy eufórico. – respondió con una gran sonrisa peinándose el cabello con las manos. - Los doctores dijeron que si despertabas este día lo peor ya habrá pasado. Tu clavícula estaba rota en 3 partes y tenías 2 costillas rotas, por suerte esas solo fueron superficiales, sin embargo, el esfuerzo que hiciste contra Wolfgang por poco te mata. – Explico un poco nervioso. – Dijeron que tendrás que permanecer en cama por al menos una semana y luego te tocan otros 2 meses sin esfuerzos físicos, tendremos que ir haciendo ejercicios para que recuperes tu fuerza en los brazos. Pero tranquila, entre tu padre, Eugene y yo resolveremos tus deberes como capitana.

Cassandra con esfuerzo logro tomar la mano del alquimista con la suya y entrelazo sus dedos con los de él, para después darle un pequeño tirón para que se acercará ella. Un poco inseguro el hombre se agacho hasta quedar cara a cara. Ella termino el acercamiento con un beso. Los labios de Varian se movían un poco inseguros en un inicio, el ritmo era distinto al que siempre tenían, pero poco a poco comenzaron a seguir los labios de Cassandra, se movían de forma lenta y sensible.

La puerta se abrió y Varian rápidamente se levantó muy avergonzado con un nuevo interés en la pared que había del lado contrario de la puerta, aquello no se lo esperaba.

- ¡Cass! – Grito feliz Rapunzel al entrar. – Me alegra que ya estés mejor.

- Vaya susto que nos diste, hija. – Dijo su padre que entraba detrás de la reina. - ¿Cómo te sientes?

- Cada vez mejor. – Respondió mirando de reojo a Varian, quien aprecia esconder su rostro sonrojado de los demás. – Varian, deberías irte a bañar ¿No crees?

- Yo... Eh, gran idea. Con su permiso. – Se despidió el alquimista mientras cruzaba la habitación a grandes zancadas. Aquel beso fue tan distinto a los demás, siempre que se besaban era con hambre como con miedo de que fuera el ultimo, pero aquel fue tan calmado... Como si Cassandra quisiera decirle que ya habrá mil más de ellos, que no se volvería a irse jamás, que su amor estaba bien y que desde ese momento podrían expresarlo como quisieran.

- ¿El chico está bien? – Le pregunto su padre al ver el comportamiento extraño de Varian.

- Esta bien, pero ya no es un chico, papá. – Respondió Cassandra.

La hija de CassandraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora