Capítulo 9: Rompiendo el muro.

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- Opal ya está durmiendo. – Le informo Varian mientras entraba a su despacho, sin tocar la puerta. - Y deberías acompañarla, tienes que dormir un poco.

- La fiesta de cumpleaños de Flynn será en menos de una semana y debo revisar los protocolos estipulados, el número de guardas que necesito y la distribución más eficiente de estos. – Explico Cassandra mientras seguía con sus pergaminos. – Por cierto, gracias por acostar a Opal y ocuparte de ella, intentare acabar con esto entre hoy y mañana para tener más tiempo para ella.

- Tranquila, adoro estar con ella. Somos un equipo después de todo. – Asintió con una sonrisa un tanto extraña para la capitana.

- Como sea, muchas gracias alquimista, puedes retirarte. – Le pidió, últimamente Varian estaba bastante extraño.

Después de irse de la casa de Quirin el hombre había tomado distancia entre ellos y se estaba concentrando plenamente en Opal y su trabajo, lo cual agradeció en parte, pero de vez en cuando hacia ciertos detalles que la ponían un poco incomoda, cosas tan pequeñas como dejarle limonada en su despacho de vez en cuando hasta construir una máquina para afilar y pulir armas de la nada.

- Oh, vamos déjame ayudarte un poco, estos días casi no has dormida. – Se ofreció mientras caminaba para ponerse detrás de ella para acompañarla en su lectura.

- Estoy acostumbrada a dormir poco. – Respondió un poco tensa. El alquimista planeaba algo, lo sentía en cada poro de su cuerpo. – Además estas no de tu área de experiencia, ni interés.

- Me podrías enseñar. – Estaba demasiado cerca, podía sentir su respiración sobre su nuca. – Como aquella vez que fui tu co-dama de compañía.

De repente sintió las manos de Varian sobre sus hombros y antes de que reaccionara para empujarlo y alejarlo este comenzó a realizar movimientos circulares en sus hombros, produciendo una ola de placer y relajo que de verdad necesitaba.

- Estas muy tensa, Cassie. – Le susurró al oído. – Déjame relajarte un poco.

Debía empujarlo para que se alejara, debía al menos pedirle, no, exigirle que se detuviera, pero aquellos movimientos de verdad le hacían sentir demasiado bien. Como si todas las preocupaciones que tuviera se fueran entre aquellos dedos que sabían perfectamente donde tocar y cuanta presión ejercer. Estaba comenzando a perder la capacidad de pensar ante aquellas sensaciones.

- ¿Sabes, Cassie? Se sentiría mejor si me dejaras sacarte la chaqueta. – Le dijo mientas una de sus manos dejaba su trabajo y comenzaba a jugar con primer botón de su chaqueta. - ¿Me dejas? – Dejo abierto aquel botó y sin esperar respuesta comenzó a besarle el cuello haciendo que se perdiera aún más en las sensaciones. No había notado cuanto extrañaba aquellos labios.

Cassandra le debía una muy grande a su padre que toco la puerta rompiendo aquel momento.

- Cassandra ¿Aun trabajando? – Pregunto su padre mientras entraba. – Hola, Varian. – Saludo indiferente al alquimista, antes aquel chico le agradaba, pero después de enterarse de que era el padre de Opal no podía evitar tener cierto rechazo hacia él. – ¿Todo bien? – Pregunto, aquel hombre estaba demasiado cerca de su hija para su gusto, además noto aquel botón abierto, Cassandra jamás vestía desprolija.

- Todo bien, padre. Varian solo me venía a decir que Opal ya estaba durmiendo, pero ya se iba ¿verdad?

Varian asintió mientras caminaba hacia la puerta, con el padre de Cassandra presente no podía hacer mucho, además ya lo mas importante ya estaba hecho.

- Lo siento, sentí que me había subido la temperatura. – Mintió mientras se volvía a abrochar la chaqueta. – Varian se preocupó y me reviso. No queremos que Opal agarre una gripe por mi culpa.

La hija de CassandraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora