Capítulo 5: La verdad.

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- ¿Que? ¿A qué viene esa pregunta tan repentina? – Pregunto sonrojado Varian, jamás se había atrevido a contarle aquello a su padre, una mezcla entre rabia y vergüenza por todo lo ocurrido y como acabo.

- Te lo pregunto para saber si hay posibilidades de que esa niña sea tu hija. – Explico Quirin tomando de los hombros a su hijo.

- No es posible, Opal es 2 meses menor de lo que debería, no puede ser hija mía. – Respondió intentando sonar tranquilo. No era tonto y había tenido las mismas dudas, así que se lo pregunto a la niña la fecha de su cumpleaños que sabía que no tenía por qué mentirle y se había dado cuenta, para bien o para mal que las fechas no calzaban.

- ¿2 meses? Varian son literalmente un par de meses, fácilmente pudo cambiar la fecha de nacimiento, 2 meses nadie los nota en una niña de 4 años. Cassandra simplemente pudo celebrar en otra fecha de cumpleaños de Opal para despistar en caso de que volviera a Corona. Porque es obvio que ustedes no terminaron en buenos términos.

Varian abrió la boca y la volvió a cerrar. Su padre tenía razón y la niña era solo 2 meses mayor las fechas calzaban. ¿Cómo no había pensado en esa posibilidad? ¿Cómo pudo ser tan idiota?

- Opal puede ser mi hija. – Afirmo sin salir de su estupor. Él podía... No. Él tiene una hija. Por eso sentía todo lo que sentía por la pequeña, era su instinto paterno. Necesitaba ir con Cassandra.

- ¿Adónde vas? – Lo detuvo su padre tomándolo del antebrazo.

– Necesito ir a hablar con Cassandra ahora. – Sentencio intentado liberarse de su padre.

– Debes estar loco si piensas hablar con ella algo tan delicado en este momento. Cuando Corona está llena de reyes de otros reinos y ella es la encargada de su seguridad.

- ¿En este momento? Esa niña podría ser mi hija en más de un 87.56%, necesito hablar esto lo antes posible.

- No. Lo que necesitas en estos momentos es calmarte. Mañana o pasado hablaras con ella. – le aconsejo muy serio. – Porque no tienes como probar que ella es tu hija más que la palabra de Cassandra y si tú vas como estas ahora solo lograras que ella se enfade, lo niegue todo y hasta que se vuelva a ir con la pequeña.

- Si es mi hija tengo mis derechos sobre ella. Derechos que ella me ha negado por 4 años.

- No es solo culpa de ella, un hijo se hace de a 2 y tus sabias muy bien lo que podía pasar si te acostabas con ella. Ya eres un adulto de 22 años, deja de actuar como un niño despechado de 18. – Lo regaño. - Varian, eres un hombre inteligente. Se inteligente ahora. – Dijo con un tono más calmado. – Lo que harás ahora es irte a dormir y mañana iras tranquilamente a la oficina de Cassandra y hablaras con ella de las sospechas que tienes, serás amable y cordial para que ella no pueda negarte nada por un arrebato de ira. ¿Entiendes?

- Sí, señor. – Acepto cabizbajo y cansado.

- Tranquilo hijo, y cualquier cosa no dudes en ir a casa y habla con este viejo.

- Gracias, papá. Despídete de todos en mi nombre, no tengo cabeza para ir a la fiesta ahora.

Varian fue a su habitación y se quedó mirando el techo en completa oscuridad mientras Ruddiger dormía plácidamente en su pecho. Su mente divagaba en distintos escenarios, no entendía como ella pudo pasar un embarazo y los primeros años de una niña completamente sola en tierras tan lejanas. ¿Y el que hacía en ese tiempo? Dormía con un techo sobre su cabeza, tenía comida caliente todos los días y buscando amor en otros labios. Si él la hubiera buscado todo hubiera sido diferente, si se hubiera tragado su orgullo por solo un momento hubiera llegado a su mente el hecho que Cassandra podría haber quedado embarazada esa noche y no se habría perdido 4 años de la vida de su hija. Pero no, desde que ella volvió no podía parar de pensar en que ella lo había engañado, que solo había jugado con sus sentimientos para después irse a los brazos de otro hombre, uno ingrato que la dejo, que la abandono con una pequeña, pero aquel hombre era él mismo.

La hija de CassandraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora