A la Biblioteca🔮

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A Hermione le sorprendió que sus primeros días en casa no los pasara encerrada en su habitación, con trozos de pan aplastados bajo la puerta, y que sólo la dejaran salir para ir al baño de forma controlada y para acariciar a Crookshanks

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A Hermione le sorprendió que sus primeros días en casa no los pasara encerrada en su habitación, con trozos de pan aplastados bajo la puerta, y que sólo la dejaran salir para ir al baño de forma controlada y para acariciar a Crookshanks. No le quitaron el móvil (lo que habría sido la mayor ironía, en realidad), ni le cerraron las ventanas con pestillo. "Tienes veinticinco años", le había dicho su madre cuando se le pasó el susto inicial. No había dado más explicaciones, pero Hermione adivinó dos significados ocultos: Uno, que era lo suficientemente mayor como para controlar sus propios movimientos, y dos: que era lo suficientemente mayor como para saber más.

A pesar de que no estaba castigada, se mantenía en su habitación a pesar de todo y hablaba poco con nadie. Les dio a sus padres la información básica, por supuesto, con alguna declaración defensiva por su propio bien: soy mayor de edad. Me puse en contacto con ustedes. Fue mi decisión. Estaba bien.  Llamaron a la policía y un agente pareció estar muy ansioso por hacer acto de presencia, sentarse en el extremo de la cama de la niña y mirarla con una expresión tan incrédula que parecía no haber tomado una mala decisión en su vida.

El oficial dijo el nombre de Snape y ella dio un salto tan fuerte que apenas escuchó la pregunta.

"¿Perdón?", dijo ella.

"¿Quiere presentar cargos?", repitió el oficial. "¿Ha hecho algo que te haga daño?"

"No", mintió Hermione, sintiendo como si le hubieran sacado las entrañas. "No lo ha hecho".

Su diario cayó abierto sobre su escritorio en cuanto el oficial se fue, y tomó su birome favorita con fuerza en el puño. La tinta se estaba agotando, y ella hizo líneas lo suficientemente duras como para abollar varias páginas por debajo.

TRAIDOR.

Esa palabra era enorme y ocupaba una página entera.

Mentiroso llenaba la siguiente.

Ella había confiado en él. Le había contado mucho, casi todo. Había pensado que era un amigo. Ignoró todas las pequeñas rarezas: sin familia, sin amigos, y a pesar de sus afirmaciones de que trabajaba en la academia, ninguna prueba real de que tuviera algún tipo de trabajo. No le había hecho daño, ni la había mutilado, ni había cometido ningún tipo de delito ilegal. Había cumplido su condena, aparentemente. Era un hombre libre... libre de aparecer en su vida, de aumentar su confianza, de hacerle pensar que tal vez, por fin, había conocido a alguien que la comprendía, a alguien que se preocupaba, a alguien que...

Había estado en la cárcel por asesinato.

Quemó BETRAYER en la chimenea; su calcetín de Navidad colgaba sobre la chimenea, ya medio lleno.

𝙳𝚎 𝙼𝚒𝚝𝚘 𝚢 𝙼𝚊𝚐𝚒𝚊 || 𝚂𝚎𝚟𝚖𝚒𝚘𝚗𝚎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora