Sabía que no era bueno para ella, estar así, esperando que apareciera algo que no existía. Que ocurriera algo espectacular entre las casas mal numeradas. Algo que demostrara que la magia era real.
Eventual Snape/Hermione. AU con propósito.
#Sevmion...
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"¿Qué demonios", dijo Snape, "te hace pensar que Lily Evans está muerta?".
"Yo...." Hermione se detuvo, frunció el ceño, con las sienes palpitando de repente. "No lo sé. ¿No lo has dicho?"
"No", respondió Snape.
"Debes haberlo hecho", insistió Hermione. "Tal vez antes. Tal vez..."
"Hermione", continuó Snape, "Lily no está muerta".
"¿No lo está?" La voz de Hermione era muy pequeña, su garganta intentaba colapsar sobre sí misma. Lily no está muerta. Él no lo había vuelto a decir, pero ella aún podía oír el pensamiento resonando en su cabeza, como si su cráneo se hubiera ahuecado. "Pero alguien la mató".
"No", dijo Snape. Tomó otro sorbo cuidadoso de su sopa, observándola. "¿Por qué piensas eso?"
"Porque alguien lo hizo".
"No está muerta, Hermione".
"¿Cómo lo sabes?" Dijo Hermione, dándose cuenta en ese momento de que debía estar molestándolo, hablando así de su amigo de la infancia. Justo después de que él también le había hablado de sus padres. Esperó que no hubiera un aire de acusación en su voz. "¿Cómo sabes que está viva?", preguntó. "No se intercambian tarjetas de Navidad, ¿verdad? Podría haberse ido y..."
"La veo en las tiendas", dijo Snape. Hizo una mueca, mirándola con desprecio. "A veces".
"Las tiendas", repitió Hermione.
"O con sus hijos en el pueblo. Hace sólo unas semanas, de hecho".
"¿Hablas con ella?"
"No", dijo Snape, y luego añadió: "Quizá algunas veces, antes de que pareciera lo más educado fingir que no existía".
"Niños", se dijo Hermione con asombro.
"Tres, creo", respondió Snape. ¿Era un tono de amargura? "¿Cuatro? Parece que se preocupa por ellos".
"¿Un niño?"
"Uno de ellos sí. El más joven, tal vez. ¿Por qué?"
"No lo sé", dijo Hermione.
Snape la observaba con la más cuidadosa de las expresiones, con una franqueza que Hermione había encontrado común en sus psicólogos: la cara de alguien dispuesto a diseccionar sus pensamientos y a desentrañar el agotado funcionamiento de su cerebro.
