Dragon Ball: El Nacimiento De Una Guerrera

Capítulo 8

Después de mucho tiempo de entrenamiento, finalmente el gran día había llegado.

Goku, Vegeta, Gohan y Ale se fueron volando al lugar en el que sería el campo de batalla, al lugar también se reunieron Krilin, Número 18 y Piccolo, los únicos ausentes fueron Ten Shin Han, Chaoz y Yamcha.

- ¡Hola, Goku!, ¡hola, Gohan!, ¡hola, Ale!, me da mucho gusto saludarlos.

- ¡Hola, Krilin!, ¡Número 18!, ¿Cómo están, amigos?

- Muy bien a pesar de la situación que vamos a enfrentar en este momento.

- Lo sé y créeme que no me alegra porque ustedes tienen una hija que los espera en casa.

- No te preocupes, Goku, estoy seguro que vamos a salir con vida de esta pelea.

Krilin guardó silencio por unos segundos y después cuestionó a Ale.

- Oye, Ale, dime algo, ¿No tienes miedo?.

- No te voy a mentir, Krilin.

- Por supuesto que tengo miedo, es la primera vez que voy a demostrar mis poderes y habilidades que he aprendido, estoy consciente de que nuestras vidas corren peligro en esta pelea pero, ¿sabes?, mi corazón me dice que debo quedarme a pelear y proteger al universo del malvado Moro.

- ¡Vaya!, ¡Eres muy valiente, Ale!

De pronto, Ale se puso seria y miró al cielo pues tenía un mal presentimiento.

- Amigos, creo que estoy detectando un Ki maligno que viene en esa dirección, sólo miren hacia arriba a su derecha.

- Ale tiene razón, dijo Gohan muy seriamente.

- Kakaroto, ¿Crees que sea el infeliz de Moro?

- El mismo, Vegeta, no tengo ninguna duda.

La nave de Moro había aterrizado en la tierra y las puertas comenzaron a abrirse dejando salir al villano acompañado de su asistente, el androide 73.

- Al fin hemos llegado, ¡Ahora sí!, Estoy listo para comenzar con mi venganza.

Goku miró con furia a Moro y lo interrogó para saber el motivo de su regreso.

- ¿Que demonios haces aquí, Moro?, estoy completamente seguro que te había derrotado.

- Así fue pero gracias a la más alta tecnología pude regresar a la vida y ahora estoy de vuelta para acabar contigo, miserable Saiyajin.

Una gran batalla a muerte entre el bien y el mal estaba por comenzar.