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𝓣HOR Y ASTRA no se sentían muy bien. Astra podía sentir la tristeza de Thor, pero no entenderla. Ella había perdido a su novio, pero Thor había perdido a su hermano, a su mejor amigo y a su padre. Y eso era muchísimo peor.
Rocket se acercó al Dios y a la semidiosa.
— Con que tu hermano murió... —dijo el mapache—. Sí... es irritante. —Astra pensó que si su intención era animarlos, no lo estaba haciendo muy bien.
— Ya había estado muerto antes —respondió Thor—. Pero creo que en esta ocasión sí se murió.
— ¿Y dijiste que tu hermana y tu padre...?
— También murieron.
— ¿Y aún tienes madre? —Preguntó.
— No... la mató un Elfo Oscuro —contestó.
— ¿Un mejor amigo?
— Una puñalada en el corazón.
— ¿Seguro que está preparado para esta misión homicida?
— Sí, totalmente —mintió fingiendo una sonrisa—. La ira y la venganza, el enojo, el dolor, la desgracia todos son motivadores. Y, en serio, aclaran la mente. Estoy más, más que listo.
— Sí, pero es de Thanos de quien estamos hablando. Es el más duro de todos los duros.
— Bueno, aún no nos enfrenta —dijo rodeando a Astra con uno de sus brazos.
— Sí, ya lo hizo —replicó Rocket.
— No nos ha enfrentado dos veces. Y tendré un nuevo martillo, no lo olvides.
— Espero que sea un súper martillo.
— ¿Sabías que tengo 1500 años? —Preguntó—. He matado al doble de enemigos que eso y cada uno quiso asesinarme, pero ninguno lo consiguió. Solo estoy vivo porque el destino me quiere vivo. Thanos solo es el siguiente en una larga línea de imbéciles y será el último en sentir mi venganza. El destino así lo desea.
— ¿Y si te equivocas?
— Si me equivoco, entonces, ¿qué más puedo perder?
Thor se secó las lágrimas y se levantó. Caminó hacia donde estaba Groot y se sentó a su lado.
— Bueno, si el destino quiere que destruyas a ese imbécil necesitarás más de un estúpido ojo —dijo Rocket, en su mano traía un ojo y se lo entregó a Thor.
