Capítulo 9

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Capítulo 9 - Las rubias no son tontas, los hermanos sí.





Me pasé las tres últimas horas de clase planeando mil maneras de matar a mi hermano con ayuda de Eunate, que se aburría tanto como yo y que coincidimos en WhatsApp al mismo tiempo. Todo el mundo tomaba a Eunate como la típica rubia estúpida, pero cuando hablabas un rato con ella te dabas cuenta de que todas las rubias no son tontas. Laura es otro ejemplo.


Cuando ya íbamos por el asesinato número mil uno, Lucas me avisó de que la campana iba a sonar y recogí mis cosas a tiempo. Esperé a que él terminara de recoger y caminamos juntos hacia la puerta.


Ya en la entrada del colegio, me despedí de Lucas, Unai, Eunate, Violeta y Laura y me fui junto a Miriam hacia nuestra casa. Íbamos las dos andando tranquilamente cuando alguien gritó "¡Bú!" por detrás, haciendo que pegara un bote y que casi se me salga el corazón. Miriam me agarró para que no me pegara una leche contra el suelo, cosa que agradecí. Me giré a ver quién había sido el gracioso y no me sorprendí en absoluto al ver a Álvaro y a Minho muertos de risa.


- Imbéciles - gruñí, y seguí andando.


Miriam se aguantaba la risa, gesto que agradecí, pero que al final no le sirvió de mucho porque iba tan concentrada en que no notara que se estaba riendo que se comió una farola. Entonces ahí fue cuando me entró la risa a mí, a los dos imbéciles de atrás, a la farola y a una abuelica que pasaba por allí.


- Por lo menos yo intentaba disimular la risa - murmuró Miriam mientras se frotaba la frente adolorida.


- Lo siento, lo siento. Es que no se me da bien disimular.


- Ya lo veo, ya.


El resto del camino a casa transcurrió sin incidentes, y esta vez Álvaro tenía cosas para hacer así que no tuve que echarle de mi casa. Porque no intentó entrar, claro.


Me pasé la tarde con la mano envuelta en hielo, porque se me había hinchado durante el día, y como ya había terminado la tarea, me puse a ver series.


Cuando ya iba por el capítulo veintiuno de la tercera temporada de Pequeñas Mentirosas, mi madre me llamó a cenar. Cosa que era una trampa para ir y poner la mesa, pero bueno, ya estaba acostumbrada. Por lo menos no había empanadillas para cenar...


A la hora, ya estaba metida en la cama con el ordenador preparado para terminar de ver el episodio. Justo cuando iba a darle al play, me llegó un WhatsApp de Eunate.


"¿Has utilizado ya algún plan? Recuerda, después huye rápido haciendo la croqueta :)"


Me reí mientras le respondía, pero enseguida paré de reír al darme cuenta de que mi hermano todavía tenía mi libro.


"Todavía no, pero ahora mismo me pongo con el plan calcetines sudados. ¡Deséame suerte!"

Ni lo piensesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora