Capítulo 14

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¡Pequeño aviso antes del capítulo!

Ya que es posible que pueda publicar la novela, no podré subirla entera. También he hecho unos cambios en los nombres de los personajes, que en su día escribí con poca originalidad:

Lucía es ahora Lidia, Martín es ahora Markel, Marina es ahora Mireia, Natalia es ahora Noelia, Violeta es ahora Victoria y Minho es ahora Marco.

Y eso es todo, ¡disfrutad!

Capítulo 14 - Olvídate de mí

Llevábamos ya en rato en la fiesta, y los chupitos habían mejorado bastante a Lucas, aunque ahora tenía un poco cara de esquizofrénico. Mientras no le diera un ataque y se liara a tortas con alguien, bien. A Eunate la habíamos perdido hace ya un rato, pero por lo que sabíamos estaba en buenas manos. Yo no había visto a Giorgio en todo lo que llevábamos de noche, pero no le di mucha importancia.

-¡Lidia! ¿Quieres tomar algo? -me chilló Miriam para hacerse oír por encima de la música.

-¡Vale!

Le seguí de nuevo a la barra y pedí un cubata de Malibú con piña, me apetecía algo dulce. Miriam pidió lo mismo y volvimos donde estaban los demás. Íbamos mirando alrededor por si veíamos algo interesante, y vaya que sí. Le di un codazo a Miriam mientras me reía.

-¿Qué...? Oh -ella se echó a reír también.

Habíamos encontrado a Eunate y a Alex, medio escondidos entre una planta y la pared. Justo cuando mirábamos, Alex se movió y se metió una hoja al ojo, haciendo que Eunate se empezara a reír de él. Decidimos dejarles intimidad con la planta y fuimos con los demás.

Allí nos encontramos un panorama no muy bonito. Unai sujetaba a Lucas de los brazos porque se quería ir. Al parecer no éramos las únicas que habían encontrado a Eunate.

-¡Déjame, que le voy a partir la cara! -exclamaba Lucas intentando soltarse.

Laura y Victoria intentaban razonar con él.

-Vamos a ver, Lucas, bonito -decía Victoria-. Alex lleva años esculpiendo su figura en el gimnasio, lo sé porque me lo dijo Eunate, que quede claro que yo no le espío. Además, te saca casi dos cabezas, parece el hermano perdido de los Gasol.

-Sí, además, ¿has visto sus brazos? -continuó Laura-. Te mandaría a Cádiz de un golpe. Mejor quédate con Unai, que es un fideo.

-¡Eh! -protestó el nombrado.

-Un fideo muy guapo -rió Miriam llegando a su altura.

-Venga, Lucas, vamos afuera a que te dé un poco el aire -dije cogiéndole de un brazo.

Victoria le cogió del otro y Unai se puso detrás por si las moscas. Laura y Miriam nos dijeron que nos esperaban dentro y nosotros salimos al jardín de la casa. Teníamos a Lucas bien sujeto, y conseguimos llegar sanos y salvos.

-Vale, Lucas, te vamos a soltar. Pero no hagas ninguna tontería, ¿vale? -le advirtió Victoria.

Él asintió cabizbajo. Suspiró y se sentó en el suelo. Unai se sentó a su lado y le palmeó la espalda. Victoria y yo nos sentamos enfrente de ellos en el suelo.

-¿Por qué no se lo dijiste antes? -le recriminó Victoria-.  Ahora que ella está feliz con otro tío no puedes hacerle esto, Lucas. No es justo para ella -añadió suspirando.

-Ya lo sé -Lucas bajó la cabeza-. Lo que pasa es que no he tenido el valor para hacerlo, soy un cobarde.

-Venga ya, Lucas, tampoco te tortures. Ahora concéntrate en otras cosas e intenta olvidar, y listo -le aconsejó Unai.

Ni lo piensesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora