(Dominick)
7 de Junio 1816
Recibí 48 cartas de parte del duque de Devonshire, tenían la fecha del año 1814 y cada una fue una respuesta a una misiva que yo había enviado. Fue imposible que decenas de lágrimas no cayeran por mi rostro. Podía sentir el amor, la tristeza, el anhelo, el miedo y la pasión que sentía por mi en cada letra.
Él nunca me olvidó.
Acaricié con la yema de los dedos la última frase con la que terminaba su correspondencia...
"Siempre voy a pertenecerte".
Él me amaba.
Me costaba respirar. Un sentimiento casi de terror y deleite estaba cerrando mi garganta. No conseguía poder explicar la inmensa felicidad que me produciría saber que yo había sido su punto de anclaje durante la guerra, porque él, había sido el mío.
En estos momentos, me sentía furiosa conmigo misma. Había rechazado mi oportunidad de ser feliz tan abiertamente y había metido mis manos al fuego por un hombre por quién sólo sentía cariño y agradecimiento.
Saber que estaba dejando ir al amor de mi vida y que no podía hacer nada por evitarlo, estaba destrozando mi corazón.
Suspiré acurrucándome entre las mantas. En los últimos días no había salido de mi habitación, apenas había probado bocado y había evitado todo tipo de contacto con las demás personas. Tenía que dejar ir a Dominick, sobretodo si ya había elegido un futuro junto a Edward.
Observé el cielo a través de las enormes ventanas francesas. No podía ser egoísta con Dom, él no se merecía eso. Tenía que alejarme por completo de él, para que pudiese enterrar sus sentimientos por mí, y enamorarse de alguien más, alguien quién lo adorara y formara una familia con él.
Una pequeña sonrisa se formó en mi rostro al pensar en Dom. Él siempre había sido encantador con los niños. Él los adoraba, y ellos a él.
Tenía que dejarlo ir. Debía hacerlo por él, por Edward y por mi.
Unos toques en la puerta me distrajeron.
-Adelante...-susurré sin moverme de dónde me encontraba.
Una joven vestida con el uniforme de servicio ingresó a mi espaciosa habitación.
-Lamento molestarla, Lady Emma; pero llegó correspondencia para usted.
Por un momento, mi corazón se detuvo.
-¿Quien la envía? - pregunté temerosa de que pudiera ser de Dominick.
- Es de Edimburgo, milady, de Lord Bennet-contestó extendiendo la carta, hasta que la tomara. Traté de esconder mi desilusión.
-Gracias Mary, si eso es todo, puedes retirarte.-la sirvienta hizo una reverencia y salió de la habitación.
He acomodé entre las almohadas y abrí la carta.
''Mi muy querida Emma
¡Buenos días, cariño!
Espero que estés teniendo un buen día. Disfruté mucho de tu última carta. Ha sido delicioso saber que Katherine se encuentra en buena salud y que Caroline aún no me tiene en alta estima; pero tranquila, sé que me ganaré el afecto de tus mejores amigas, del mismo modo en que me gané el tuyo, con paciencia y dedicación.Mi hermosa Emma, no tienes idea de lo mucho que te extraño. Anhelo ver tu sonrisa y tus increíbles ojos, sentir tu aroma y tu calidez, en este frío de Edimburgo sería de mucha ayuda. Extraño todo de ti, hermosa, y no puedo creer que falte menos de un mes, para que seas oficialmente mi amada esposa. Quisiera que el tiempo pasase más rápido.
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Protégeme
Historical FictionANTES LLAMADA EL HÉROE Y YO. LA PRIMERA NOVELA DE LA TRILOGÍA PERTENECERNOS. En medio de la temporada londinense, y a pesar de sus casi veintitrés años, Lady Emma Deitmonth era considerada un éxito rotundo. Los hombres la deseaban, las jovencitas la...