El héroe y yo. Extras parte IV

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Dedicado a DiegoAcevedo009. Gracias por alejar mi karma deprimente. D:

-¡William Alexander Sinclair!- gritó Emma fuera del despacho.

Solté una ligera carcajada. Mi pequeño diablillo estaba en problemas otra vez.

Suspiré satisfecho. Habían pasado cinco años desde el nacimiento de William, era mi primogénito, mi heredero y uno de mis mayores orgullos.

Will era un hijo excepcional, brillante y lleno de energía. Un precioso niño de rizos oscuros y ojos azules que tenía una tendencia preocupante, según la opinión de Emma, a meterse en problemas y a ganarse innumerables regaños de mi preciosa mujer.

La puerta de mi estudio fue abierta sin ningún tipo de ceremonia, ocacionando un gran barullo y captando mi atención rápidamente.

- ¡Papá!- exclamó William entrando por las puertas dobles.

Le sonreí y extendí mis brazos para recibirlo.

- ¡Hola campeón!- exclamé mientras lo alzaba por los aires y lo volvía a atrapar.

Sus risas inundaron mi despacho y me llenaron de felicidad, como siempre solían hacerlo.

Yo había nacido para ser padre, y este pequeño humano, que parecía tener una energía inagotable, era el mejor regalo que había podido tener. Desde el primer momento en que lo tuve entre mis brazos y enterró su nariz en sus ropas, me había conquistado de por vida.

Lo llevé alzado hasta mi sillón, detrás del escritorio de caoba, donde lo recosté sobre mi regazo. Will balanceó sus pies, tarareando una melodía.

Recientemente habíamos descubierto con asombro y fascinación su innato talento para la música.
Ni Emma ni yo poseiamos ningún tipo de habilidad musical. Mis interpretaciones sobre un piano eran apenas pasables y en el caso de Emma, eran nulas; por lo que nos quedamos literalmente boquiabiertos cuando nuestro pequeño William se sentó sobre el gran piano de cola del salón de música y empezó a crear su propia melodía, todo esto, haciendo un balanceo infantil de sus pies, propio de los niños de su edad.

Mi hermosa esposa había llorado de felicidad al descubrir que su hijo era un genio musical y la abuela había insistido en que había heredado el talento de su padre. En ambos casos, hice algo más útil como mandar a construir un pequeño piano a su medida y presumirlo ante James y Ben.

- Papá, tengo hambre- musitó mientras se recostaba sobre mi brazo.

Sacudí sus risos.

- Pues si hubieras comido tus vegetales en el almuerzo, no tendrías hambre ahora, pequeño diablillo- le regañé tratando de ser un poco duro.

Will me contempló cabizbajo y un poco avergonzado por su mal comportamiento, por un momento temí haber sido tan duro con mi pequeño.

-Lo siento papá- murmuró, luego levantó la vista y agregó- Pero ahora sigo teniendo hambre-murmuró cabizbajo.

Reí.

- ¿Debo mandar a pedir tus vegetales del almuerzo?-pregunté fingiendo seriedad.

Will arrugó la nariz cómicamente.

- Tengo hambre de tarta de chocolate, papi- murmuró, haciendo un puchero, exactamente igual al de su madre.

Gruñí derrotado. Físicamente Will era una réplica exacta de mi mismo, pero poseía cada detalle de la personalidad de Emma, lo que significaba que me tenía comiendo de su mano.

- De acuerdo, hagamos un trato- murmuré besando su nariz- papá te consigue algo de tarta de chocolate sólo si prometes comer tus vegetales todos los días, a partir de ahora .

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