(Dominick)
Me veía incapaz de permanecer quieto, por lo que caminaba de un lado hacia el otro, cruzando todo mi despacho.
- Me estás mareando, Dominick- murmuró Caroline, mientras me miraba con expresión de aburrimiento.
- Pues no recuerdo haber pedido tu compañía, querida prima, así que eres libre de irte.- gruñí malhumorado.
- ¡Cuanta educación exhala, Su Excelencia!.- soltó una risita.
-¿Así que ahora te divierto?!- refunfuñé.
- Ajá, además, esto es mucho mejor que estar mareada por tus caminatas tontas.
Puse los ojos en blanco, ante su lenguaje poco apropiado.
- También la aprecio,Lady Caroline- le miré últimamente.
- Pues lamento informarte que aún con todo tu mal humor y tu sarcasmo, Emma no llegará antes- musitó ojeando un libro.
- ¿Por qué tarda tanto?- pregunté con el ceño fruncido.
- Sólo están retrasados una hora, Dom- murmuró Caroline, mientras daba la vuelta a la página de su libro- sabes que los caminos suelen bloquearse, o las ruedas de los carruajes averiarse.
- ¿Debería mandar por ayuda?- pregunté alarmado por la seguridad de Emma.
- Lo que deberías hacer es tomarte un trago de whisky, y callarte- me miró burlonamente.
- Nuevamente, tu amabilidad y feminidad se hacen presente, Sinclair. - respondí secamente.
Su risita se escuchó por todo el lugar.
Un ruido y el sonido de un carruaje entrando a la propiedad nos sobresaltó a ambos.
Me acerqué a la ventana y ante mis ojos apareció el enorme y lujoso carruaje de los Deitmonth.
- Al parecer ya están aquí, deja la paranoia- masculló Caroline, acercándose a mi lado, ocupando el otro lado de la gran ventana- Supongo que debo ir a recibirlas - masculló desanimada.
- Ella es una de tus más íntimas amigas, pensé que le tenías aprecio y que te alegrarías de verla- murmuré, mirándola extrañado.
Caroline refunfuñó, poniendo los ojos en blanco.
- Adoro a Emma; pero odio a su madrastra y peor aún, a su hermanastra- dio un resoplido poco femenino.- Sólo pensar en la perfección rubia de Juliette, me da escalofríos.
- Casi había olvidado que Sebastián tuvo segundas nupcias, sólo tengo vagos recuerdos sobre su nueva esposa.
- Cuando conozcas a esta Lady Deitmonth y a su progenie, estoy segura que las recordarás para siempre.
Nos dispusimos a salir del despacho, y dirigirnos a la entrada para acompañar a la abuela a recibir a sus invitados.
- ¿Son tan horribles?-musité mientras caminábamos y agregué- Temo por todas vicisitudes que pudieron causarle a Emma.
Caroline soltó una risita.
-La situación no funcionó exactamente así- respondió.
- ¿A qué te refieres.?- sonreí extrañado.
- Emma se las ha arreglado muy bien el vivir con esas brujas- soltó otra risita- Una vez, la Condesa intentó trasladarla de sus habitaciones hacía la ala de los sirvientes, y Sebastián se negó a participar de aquella riña doméstica. Así que Emma tuvo que vérselas sola, por lo que envió una carta a la abuela contándole lo acontecido y se encerró en su habitación hasta que ella llegara a la mansión Deitmonth.
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Protégeme
Historical FictionANTES LLAMADA EL HÉROE Y YO. LA PRIMERA NOVELA DE LA TRILOGÍA PERTENECERNOS. En medio de la temporada londinense, y a pesar de sus casi veintitrés años, Lady Emma Deitmonth era considerada un éxito rotundo. Los hombres la deseaban, las jovencitas la...