Capítulo 21

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(Dominick)

Bebí otro largo trago directamente de la botella de Brandy que sostenía en mi mano. Ya no sentía el fuego en la garganta, de hecho, ya no podía sentir absolutamente nada. Sonreí. Aquello significaba que este era un buen brandy. Hacía bien ese trabajo de mantenerme ebrio y feliz.

Un gruñido masculino interrumpió mi concentración.

- ¡Deja de mirar el brandy así!- gruñó James y añadió- el brandy no es Emma.

- Sin embargo, tiene el color de sus ojos- me defendí, sonreí y agregué- ¿no es acaso el marrón, un color hermoso?

James sonrió ebrio.

- Es muy hermosoo, sumamente hermoso. Unos bonitos ojos del color del fango - anunció con una carcajada boba.

- El azul también es lindo- susurré observando la intensidad del color de mi corbata, como nunca antes lo hice.

Mi viejo amigo se atragantó con el trago.

- ¡No! ¡el azul es espantoso! es engañoso, ...es horrible,... es hipnotizante, es hechizante, es...- gruñó-¡ maldición! ¡tu prima volvió a mi cabeza!

Me acerqué hasta su lado, bueno tecnicamente, me arrastré.

- Caroline, ¡sal de la cabeza de James en este instante!- exclamè con aires suficientes- ¡Es una orden!

James asintió conforme.

- ¡Sí! ¡Sal de mi cabeza, hermosa bruja de cabellos rojos!- afirmó muy serio.

Reí entre dientes.

- Al menos, ella no va a casarse...- musité herido.

James bufó.

- Al menos, ella no te rechazó- susurró él cabizbajo.

- En verdad que no logro comprenderlo-sacudi la cabeza confundido y agregué - las amamos, reunimos en valor suficiente para decirselos, sin parecer idiotas, y al final, se casan con los equivocados...- murmuré, antes de darle otro trago a mi brandy.

- Olvidas la parte, donde me rechazan públicamente- masculló James y frunció el ceño- tu prima sólo me rechazó delante de media sociedad londoniense.

Hice una mueca, ciertamente estábamos hechos mierda. Quizá James un poco más humillado que yo.

- Lo peor de todo, es que no sólo le bastó con decir no, sino que tuvo que agregar que jamás se casaría conmigo, excepto, si yo fuera el único hombre en la tierra. ..-James siguió despotricando- técnicamente para ser su esposo, debo convertirme en un genocida.

Le di unas palmaditas amistosas en el hombro.

- Al menos, ella tiene razones válidas para rechazarte- murmuré-en cambio, esa bruja sin corazón, tomó mis sentimientos y los pisoteó con sus pequeños y delicados zapatos, para hacerlo trizas, borrarme e ir a casarse con un completo idiota.

James, me pasó la botella de Brandy.

- Quiero odiarla- susurré cabizbajo- quiero odiar a Emma.

En el estudio se hizo un completo silencio.

- No puedes, la amas con locura- aseguró James.

Suspiré.

- Es cierto.- concedí malhumorado- pero puedo aprender a hacerlo.

James negó repetidas veces con la cabeza.

- No puede...es...- murmuró y agregó- es inevitable nadar contra la corriente. La amarás por el resto de tu vida, tal y como yo amo a tu prima.

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