Capítulo 14

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(Emma)


La luz del sol se filtró por las grandes ventanas acariciando mi rostro. Desperté un poco desorientada.

Reconocí la habitación azul de inmediato y recordé donde estaba. Una lenta sonrisa se extendió por mi rostro. Estaba en casa.

Elegí un vestido perla, uno de mis favoritos, que resaltaba el color de mi cabello, y con ayuda de Marie, mi doncella, me lo puse rápidamente para bajar a tomar el desayuno.

Al entrar en el gran comedor, localicé rápidamente a Katherine, quien me sonrió desde el bufette.

- Buenos días también para ti, resplandeciente prima- me sonrió burlona.

Reí con su saludo.

- ¿Resplandeciente, eh?-pregunté burlonamente- podría decir lo mismo de ti.

Katherine se sonrojó rápidamente, resaltando sus ojos con su bonito traje rojo.

- La de ayer fue una buena tarde-murmuró guiñándome un ojo.

Tomé un plato sirviéndome un poco de fresas y naranja.

- Fue la mejor tarde que he tenido en mucho tiempo- susurré con una pequeña sonrisa-extrañaba tanto cuando pasábamos el tiempo así, todos juntos.

Katherine frunció el ceño, dejó sus cubiertos a un lado, y me miró fijamente.

- Me preocupas, Emma- suspiró y agregó- pienso que estás a punto de cometer el peor error de tu vida al aceptar un matrimonio sin amor.

- ¿Tenemos que tocar ese tema nuevamente?-refunfuñé- ¿no puedes esperar hasta que termine de desayunar antes de arruinar mi apetito con el tema de la boda?

- No puedo esperar- musitó seria- Emma, esto es un tema serio, estamos hablando de tu futuro.

- Me casaré con Edward, Katherine, y fin de la historia- le contesté malhumorada.

Mi buen humor se había esfumado por completo.

- ¡Sabes que es un gran error!- contestó molesta- no lo amas, y como si fuera poco, ¡disfrutas más de la compañía de otro hombre!

- Sin embargo, él me ama- respondí, mientras me llevaba un trozo de naranja a la boca.

- ¡¿Y ese te parece un motivo suficiente?!- explotó indignada- Temo decirte querida, que suenas muy egoísta. 

- ¿ Egoísta?- bufé indignada- hago esto porque estoy pensando en el bienestar de Edward.

Katherine me contempló incrédula.

- ¿ Y quién piensa en el bienestar de Dominick?- preguntó enfadada- ¿ No te importa lastimarlo al casarte con otro hombre?

Me encogí ante la verdad de su afirmación. Yo no quería herir al amor de mi vida.

- Tomé una decisión Katherine y nada va a cambiar- le miré a los ojos- le debo demasiadas cosas a Edward. Él ha ayudado a mi familia en los momentos más críticos, y lo mínimo que puedo hacer por él, es casarme y hacerle feliz.

- ¡No le debes nada, por Dios!- exclamó furiosa-¡Él es casi tres veces más rico gracias a las inversiones de tío Sebastián!

- Él ayudó a papá cuando nadie quería brindarle capital para sus proyectos financieros- exclamé furiosa- Edward creyó en papá; y ahora, yo creo en Edward.

- ¡No puedo creer que seas tan necia en este asunto!- refunfuñó- el hombre es rico, ciertamente apuesto y excesivamente correcto, puede tener a cualquiera dama a su alcance. Si le dejas, él encontrará una candidata en cuestión de segundos.

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