No hablo de la vez que nos encontramos en aquel supermercado, de las miradas que cruzamos en el banco o la foto en la que te atravesaste en aquel museo. Tampoco hablo de la vez que nos presentó ese amigo en común que teníamos de hace tiempo pero que nunca nos había conectado, ni de ese beso en la mejilla seguido de un abrazo al decirte por primera vez mi nombre para que contestes con el tuyo. Mucho menos hablo de la vez que coincidimos en aquel café, o la vez que quedamos para ir a bailar y no, tampoco hablo de la primera cita en aquel restaurant.
Conocerte fue lo mejor que me ha pasado, si, nuestro primer encuentro será inolvidable, encontrarte por casualidad quedará para siempre en mi memoria y aquella primera noche que pasamos juntos jamás se borrará de nuestra historia. Pero no, con conocerte no me refiero a esas veces en donde los encuentros fueron espontáneos, inesperados y por pura casualidad. Conocerte fue un poco más complicado que eso, incluso mucho después de nuestro primer encuentro. El tiempo pasó, las citas fueron más frecuentes, el tiempo a tu lado aumentaba y entonces fue ahí cuando empecé a conocerte.
Ese gesto que haces al hablar de algo que amas, ese brillo en tus ojos al contemplar el arte, ese pequeño y ridículo baile que sale de tu cuerpo sin razón alguna al escuchar tus canciones favoritas, la forma en la que lavas tus manos, el recoger tu cabello hacia atrás con tu mano derecha entrelazando tres de tus dedos para peinarlo, tus distintas sonrisas que demuestran el nivel de tu felicidad, la forma en la que arrugas tu nariz al reír, cada vez que caes por tu torpeza, la forma en la que te expresas por medio de tu baile sintiendo que nadie más está alrededor y que estás en tu lugar seguro. Son tantas cosas las que ahora conozco de ti que me asusta, creo que ni siquiera me conozco así de bien. Si, definitivamente conocerte fue lo mejor que me ha pasado.
Lo único malo de haberte conocido tan bien, fue cuando al mentirme yo sabía la verdad con solo ver tus ojos, algo ocultabas, lo sabía, te conocía. Tal vez conocí una pequeña parte de ti y ahora debía conocer otra, cambiaste. Tu rostro ya no mostraba ese gesto cuando hablabas de mí, tus ojos ya no brillaban al mirarme, dejaste de bailar al escuchar nuestra canción, cambiaste incluso tu forma de peinarte, tu sonrisa ya no era la misma al estar conmigo, ya no reías y tu nariz no se arrugaba de forma inconsciente, tu torpeza fue desvaneciéndose y tu baile se fue apagando hasta el punto en que dejaste de bailar conmigo. Te llegué a conocer tan bien que incluso esos pequeños cambios los noté, tu voz, tu tacto, tus abrazos y tu mirada, todo se fue apagando, desvaneciéndose, todo lo que alguna vez creí conocer de pronto ya no estaba, tú ya no estabas y aún así, considero que conocerte fue lo mejor que me ha pasado.
Llegó el día, cruzaste la puerta decidido a nunca volver, a tomar otro camino en el que no estaba incluida, comenzaste una nueva historia, avanzaste sin mi a tu lado pero eras feliz, realmente feliz. Esa noche en la plaza donde la luna alumbra las calles y las estrellas adornan el cielo, mi mirada se encontró con tu figura, de nuevo tenías esa chispa que hacía tiempo no te veía, sonreí al ver que eras nuevamente feliz, tal vez no a mi lado pero lo eras. Tu sonrisa era completamente nueva para mí, tus ojos nuevamente brillaban, de nuevo bailabas alegremente, todo lo que alguna vez fuiste lo estabas siendo con ella. Me quedé unos momentos más para observarte, para encontrarte y para conocerte de nuevo. Tu mano se veía segura cuando estaba entrelazada con la de ella, la forma en la que dulcemente tocabas su mejilla para después besarla con un amor inefable, ese abrazo que le diste para darle seguridad y confianza, todo lo que no supiste darme, lo que una y mil veces soñé con vivir a tu lado, ahora ella lo tenía. Me siento feliz porque lo eres, porque ahora puedes dar el amor que conmigo te reservaste, ahora puedes amar y ser amado como siempre quisiste, verte a su lado pude conocerte de nuevo, no eras el mismo al que encontré en el supermercado, tampoco con el que crucé miradas en el banco, ni hablar del hombre que me encontré en ese café y mucho menos de aquel con el que tuve una cita en un hermoso restaurant. Conocerte de nuevo, fue lo mejor que me pudo pasar.
Gracias por el tiempo que me dedicaste, gracias por el tiempo en que me amaste, gracias por ser tú mismo cuando estabas a mi lado, gracias por dejarme conocerte, por irte y permitirme, tiempo después, conocerte de nuevo. Lo dije una vez y lo seguiré diciendo, aún si tu amor no es para mí, conocerte fue lo mejor que me ha pasado.
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Sobre las nubes
PoésieSobre las nubes, con tinta y papel, con una mente y corazón deseosos de respuestas a las dudas que aparecen sin aviso y sin permiso. Sobre las nubes está mi historia... ¿Dónde está la tuya?