Capítulo 1.

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Nunca establecimos reglas.

Su espalda desnuda se posaba delante de mí, me gustaba admirar lo hermosa y sensual que podría ser cuando quisiera y sin tener que esforzarse tanto, ya lo era. Su cabello castaño oscuro cayendo por sus caderas, su espalda desnuda me hacía querer volver a recostarla y hacerla venir las veces que fueran necesarias para saciar mi sed.

Y después preguntaba en qué punto de mi vida decidí enredarme con Annette von Donnersmarck. Y si de alguna forma cambiaría mi vida para siempre. 

—¿Tu novio aun no llega, mon chéri? —pregunto girándose a mí.

Ella sabía que me fascinaba que me hablara con su marcado acento francés, pero sabía que no debía jugar sucio. ¿Un novio? Annette tenía una mala perspectiva de mí, y yo me lo había ganado.

Negué vacilante—. ¿Por qué lo preguntas?

—Espero que te dé tiempo de arreglar la cama —respondió entre risas recogiendo su sostén de yacía ahí.

Suspire caminando de regreso al ventanal—. En la universidad se corre un rumor de que le compras drogas a James, espero que no sea cierto —murmuro detrás de mí. Podía ver el reflejo del cristal que estaba de brazos cruzados, mientras me observaba. Estaba molesta.

Estaba seria, podía sentirlo.

Fruncí el ceño observándola sin saber a qué se refería—. No tengo idea de lo que me estás hablando.

Ella negó bufando—. Sabes que sí, en fin —respondió—. Debo irme.

Mi mirada seguía puesta en el jardín, y sabía que ella seguía ahí esperando una respuesta de mi parte, pero jamás saldría, sin embargo, al oír que se fue pude sentirme liberada para poder llorar en silencio.

Annette se iría a París durante el fin de semana y sería increíble el saber que no tendría que verla durante unos días, mi mente necesitaba paz aunque ella me la trasmitiera tan solo con su presencia en mi vida, no era suficiente. 

—¿Otra vez fallándote a Annette von Donnersmarck, Nicola? —carcajeó negando, Violet había interrumpido en mi habitación junto con Lucía. 

—Hey, Nicola, te he traído un regalo —dijo Lucía, camine hacia donde estaba ella tomando la bolsa y el pequeño sobre que sabía que tenía aquellas pastillas azules que te hacían ver el mundo de colores por unos breves segundos, lo que podría considerar que me pertenecían—. Pensaba que podríamos salir por helado —prosiguió hablando mirando a Violet—. Es tu cumpleaños, Nicola...

Asentí, limpiando una lagrima que corría por mi mejilla, encendí el porro que me había dado Violet. Hoy era uno de esos días donde solo quieres desaparecer de la faz de la tierra, donde solo quieres dejar de existir o donde solo quieres buscar la manera de cerrar ese vacío que habita dentro de ti.

—¿Aceptarás salir oficialmente con Connor? —pregunto Violet atónica sin poder creer lo que había dicho hace unos segundos—. Connor no tiene buen historial y lo sabes, sin embargo, el rumor de que estás saliendo con una Gray no terminará bien.

Me encogí de hombros bebiendo un sorbo de la malteada de chocolate—. Nico, no creas que debas cometer ese error —murmuro Lucía—. ¿No has pensado en ir a terapia...?

¿Terapia? Jamás sería una opción en mi vida, las palabras no sirven delante de los hechos.

Negué encogiéndome de hombros—. Annette y yo solo tenemos sexo, no es para tanto.

—Le entregaste tu virginidad a ella y tienen sexo más de lo normal, el hecho de que te hayas entregado tan fácil a ella, me da a entender que no estás en un buen punto, Nicola —exclamó Violet, podía sentir que estaba molesta.

Blue. (LGBT)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora