Capítulo 2.

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Garden-Louviére.

Louvieré...

No dejaba de resonar y vagar por mi pensamientos—. No sabía que Victoria tuviera una sobrina —dijo una señora entrando a la sala de juntas—. ¿Desea un café?

 Negué. ¿Quién era ella para dirigirse a mi tía tan informal? 

—Déjanos a solas —hablo Victoria de fondo entrando a la habitación con tono autoritario—. ¿Por qué tus notas han bajado?

Me encogí de hombres sin verla a los ojos, el tono de voz que estaba usando era el de alguien que estaba enojado. Observe a través del ventanal a los guardaespaldas de Victoria abajo. 

—He estado distraída un poco...

—¿Un poco? —exclamó observándome con cierto cinismo en su mirada—. Nicola, no eres la misma niña de años atrás. Tienes dieciocho años —mascullo—. ¿Qué esperas del futuro? Respóndeme.

—No espero nada —respondí—. Si tanto te molesta que haya bajado mi índice académico, lo subiré, ¿sí? No es para tanto, y menos que cruzaras medio continente.

Me dolía un poco la cabeza de la noche anterior, y quizás haya sido por la falta de sueño.

Victoria se cruzó de brazos caminando hacia los ventanales de cristales que tenían vista a toda la ciudad de Londres. Estaba rígida, molesta, decepcionada, pero sobre todo, preocupada. 

—Las notas no son importante, Nicola, pero si es importante como lleves el timón del barco —aclaro—. Porque el barco eres tú—murmuró pérdida en sus pensamientos mientras negaba a su vez—. Entiendo...

Ella era bastante extraña algunas veces, tan alejada de la realidad y enfocada en su propio mundo, la conocía también para no saber que estaba analizando todas las futuras circunstancias.  

—Existen personas que intentan mejorar en cada segundo de la vida, sin importar qué tanto duro, lento y tedioso sea la situación —dijo—. Y me duele saber que no has podido avanzar por tu pasado. Y aunque ya lo hayas hecho, sigues empeorando. 

Baje la mirada intentado reprimir mis lágrimas. Era tedioso hablar sobre esa parte de mi vida.

—¿Cómo te ves dentro de diez años, Nicola? 

—No lo sé —admití—. A penas estoy conociendo la vida, tía.

Bufo, negando.

Uno de los mayores desafíos siempre sería hacer cambiar de opinión Victoria Louviére, ella no creía en nadie, ni en su sombra. 

—¿Qué relación tienes con Annette von Donnersmarck?

Abrí mis ojos subiendo mi mirada hacia la de ella sin saber que decir. Su mirada fría se posaba sobre mí sin decir alguna palabra—. Me sorprendes porque pensé que eras hetero, pero no lesbiana —dijo entre risas—. Nicola, no sé si has entendido algo, pero eres mi heredera por naturaleza. Lo que suceda contigo me compete a mí.

Asentí.

Aún intentando saber cómo sabía lo de Annette.

—¿Cómo sabes lo de Annette?

—Te sorprendería la cantidad de cosas que sé —respondió—. No he cruzado medio mundo por tus notas. 

Rodee mis ojos—. Lo nuestro no es algo serio, nos hemos acostado un par de veces.

Y finalmente me miro a los ojos, tenía la atención de Louviére sobre mí.

—Nicola, ¿cuál es tu segundo apellido?

Blue. (LGBT)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora