Capitulo 1- Mejor amigo

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Mi familia siempre ha sido un desastre, una niña entre cuatro ruidosos, apestosos y poco aseados hermanos

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Mi familia siempre ha sido un desastre, una niña entre cuatro ruidosos, apestosos y poco aseados hermanos. Una madre, bastante gruñona, un padre muy trabajador y aunque estricto, cariñoso.

Las cuentas en la casa siempre estaban justas, lo justo en comida, en ropa y gracias a eso en escuelas, por eso la escuela pública fue una buena opción para mis padres, lo cual no me importaba mucho, no soy una alumna de excelentes.

Mis mejores amigos, André, Moisés y Lissa siempre estaban cuando los necesitaba. Me gustaba mi vida, a pesar de ser difícil convivir con tantos chicos en casa, con la típica vida adolescente y un amor platónico que no entendería que me gusta ni aunque se lo grite en la cara.

—¿En qué piensas? —Lissa pasó una mano por mi rostro—. Tierra llamando a Azul.

Me reí y espanté su mano, era un día particular, no me había puesto a reflexionar en mi vida, ni en mi infancia y mucho menos en mi nacimiento nunca, pero, gracias al profesor Cornejo, su tarea de hacer un árbol familiar y un proyecto de vida, empecé a cuestionar cosas.

¿Por qué no había fotos de cuando era un bebé si todos mis hermanos tenían una? O ¿Por qué mi madre no tenía anécdotas del día de mi nacimiento? La incógnita se instaló en mi pecho dejándome la sensación de vacío más extraña que había sentido en mi vida.

—No pienso en nada en especial, solo... Estoy distraída —respondí la pregunta de mi amiga minutos después llevándome la gaseosa a los labios.

Pude notar que para ellos no era suficiente mi respuesta, a pesar de que muchas veces había sido esquiva al hablar de mis problemas personales, terminé confesando de un momento a otro.

—Si claro, te sucede algo. Suelta la sopa. —André acomodó su cabello—. No pareces tu misma hoy.

Insistieron un poco más, empujando más aún las dudas en mi mente hasta que lograron que las dijera en voz alta.

—Bien. ¿Recuerdan la clase del profesor Cornejo? —Interrogué mientras soltaba un suspiro.

Me acerqué al centro de la mesa y todos los demás como acto reflejo acercaron lento y con curiosidad sus cuerpos hacia el centro de la mesa, dando así la sensación de estar en una pequeña conferencia.

—Pues ayer le pregunté a mi madre sobre mis fotos de bebé y dijo que no existen, la note muy nerviosa.

Lissa frunció el ceño, por lo general a ella le emocionan los misterios, los problemas sin resolver y este al parecer no le causaba la suficiente intriga. Todos se volvieron a acomodar en sus sillas.

¿Quién es Rosse?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora