Las personas mienten, es algo que por naturaleza el ser humano tiene por costumbre. Es un hecho.
Pero, ¿Te has preguntado si las personas más cercanas a ti lo hacen contigo? Siendo más específicos ¿Te has preguntado con qué frecuencia tus padres te...
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Llegué de primera a mi clase, suelo levantarme temprano para así poder llegar a tiempo; con cuatro hermanos y un solo baño no me quedaba más que despertar antes para poder bañarme a tiempo.
Así que me acomodé en mi asiento a leer uno de mis libros favoritos "La selección", ojalá tener a un príncipe enamorado de mí como lo tiene América, claro sin toda la cosa de las otras chicas y la rebelión en contra de la corona.
Suspire y pasé mis dedos por las letras del libro, si solamente André actuara más como Maxon, pero el Maxon del segundo libro que estaba más enamorado...
—¿Quién en su sano juicio llega primero al salón de clases y además se queda leyendo? —preguntó un chico que nunca había visto, aunque claro, tampoco es como que conozco a todos los que estudian aquí.
Fruncí el ceño y me dispuse a no responder y seguir con mi lectura, sin ofender al chico, no me interesaba hacer amigos nuevos y menos si hacian esos comentarios tan idiotas.
—Hola, mi nombre es Asher. —Se sentó detrás de mí.
Puse los ojos en blanco e intenté seguir leyendo. El chico seguía hablando solo mientras yo lo ignoraba monumentalmente, me volvería loca si lo seguía escuchando. Un saludo familiar hizo que levantara mi cabeza, sabía que André había llegado sin siquiera verlo.
Traía su cabello castaño claro alborotado y ojeras invadían su hermoso rostro, parecía no haber dormido bien.
—Buenos días —dijo arrastrando los pies hasta llegar a la mesa junto a mí, se recostó en ella con la cabeza girada hacia donde estaba—. No me esperaste para venir.
Le sonreí tímidamente.
—Lo siento, quise llegar a tiempo, ayer casi fui castigada.
André bostezo y parecía quedarse dormido por un momento. No pude apartar la mirada de él, se veia muy lindo mientras dormia
El aula se seguía llenando, Lissa y Moisés tenian otra clase así que los veriamos hasta la hora del almuerzo, y luego en clases de matemáticas.
Jugueteaba con la página que estaba leyendo minutos antes, me ponía nerviosa cada que André se sentaba junto a mí en clases. Aún no entendía cómo él no notaba mi enamoramiento.
Cuando el profesor entró por la puerta le hizo señas al chico que estaba detrás de mí, al que no había querido responderle mientras leía.
—Él es Asher Scardigno, estaba en otro instituto el año pasado, pero sus padres decidieron cambiarlo.
El profesor fue interrumpido.
—Si quiere de la biografía de mi vida —Fingió toser mientras hacía un forzoso chiste.
El profesor frunció el ceño y lo envío a sentarse de mala gana. Rodé los ojos ante su intento de broma, que, aunque a muchos chicos del salón les pareció gracioso, a mí me molestó.
