Capitulo 11- Fiebre

34 7 0
                                    

Enfermé de gripe un día después de haberme bañado en la playa de noche, no fue la mejor idea... Me sentía del asco y creo que me veía del asco.

Era mi tercer día con fiebre, ya casi terminaba la semana y había estado encerrada en casa parcialmente sola, mi madre venia de vez en cuando a darme una vuelta, pero hoy estaría muy ocupada, los miércoles la firma tenian reuniones con algunos de sus clientes fijos, así que mis amigos aprovecharon para venir a visitarme sin que mi madre pusiera peros.

—Realmente te ves mal —dijo Asher que sostenía un gatito de peluche en sus manos, junto con una carta de recupérate pronto que tenía la firma de algunos chicos de la clase.

Sorbí por la nariz y me limpié con un pañuelo.

—¿Gracias? —Mi voz salió nasal.

Lissa golpeó su hombro y me dió una sonrisa, pude notar dos cosas, Moisés no estaba solo y André no vino, la decepción se instaló en mi pecho.

Asher como un niño pequeño que no sabía que hacer o como quedarse tranquilo, me entregó el peluche y la carta. Me resultó muy tierno el peluche, era mediano y suave, un gatito amarillo.

—Tambien te traje caldo de pollo casero —puntualizó.

Me entregó un envase de plástico donde estaba la sopa, lo observé y luego a él. El gesto era tan tierno que me salí de las sábanas y le dí un abrazo. Estando en sus brazos me dí cuenta de cuanto lo extrañé, Asher Scardigno se habia convertido en un verdadero amigo y no lo había notado hasta que dure unos días sin verlo, me gustaba la relación que empezábamos a tener, la confianza.

Por un momento no correspondió el abrazo, supuse que por la sorpresa, luego envolvió sus brazos a mi alrededor de una forma más delicada de como yo lo estaba abrazando a él. Me tomaba como si fuera una muñeca de porcelana que podría romperse en cualquier momento.

—Gracias, Cucarachito. —suspiré en sus brazos, intenté aspirar su aroma, pero no podia respirar bien—. Eres el mejor amigo que podría desear.

Escuché como Lissa se atragantó con algo y me separé de Asher, lo más probable es que estuviera celosa porque no la abracé a ella. La verdad es que no estaba acostumbrada a abrazar a mis amigos, pero Asher es una persona cariñosa que me acostumbró a abrazarlo y ser abrazada por él.

—Me llenaste de mocos, Az —el italiano se limpió con un pañuelo su chaqueta negra.

Le saqué la lengua de manera infantil y abrace mi peluche nuevo. Moisés que había estado un poco callado y solo hablaba con su "amigo", giró su rostro a mi y me sonrío. Al parecer también traía algo.

Cuando me tendió un libro de ciencias y algunos cuadernos empecé a odiarlo un poco. No quería recordar que había faltado casi toda la semana a clase y la tarea se me había acumulado. A veces la fiebre no me dejaba hacer más que dormir y no pude hacer la tarea en todo ese tiempo.

—Te traje la tarea —Se sentó a mi otro lado, como estaba Asher.

Su amigo era callado y retraído, parecía que le gustaba observar más que hablar.

—No te hubieras molestado... —Me cruce de brazos—. En serio no lo hubieras hecho, ahora mamá me obligara a estudiar con fiebre.

Mis amigos se fueron en cuanto notaron que empecé a tener fiebre nuevamente, pero Asher me hizo la promesa de volver más tarde, así sea luchando contra mi madre la dragona para poder entrar.

Me quedé sola de nuevo y mientras el quebranto no me hacía sentir tan mal, me levanté de la cama y vagué por la casa, pasó una hora cuando la puerta del cuarto de mis padres me saludó desde el pasillo y susurró que siguiera investigando el misterio de la caja que tenia mi madre bajo llave. Bueno, obvio no me decía nada, pero la intriga y el aburrimiento se juntaron haciéndome violar su privacidad de nuevo.

¿Quién es Rosse?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora