Capitulo 14- deprimida

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El fin de semana fue un infierno, todas sus redes sociales estaban cerradas, ni Lissa, ni Moisés, ni yo las encontramos, su número estaba desconectado, era como si se lo hubiese tragado la tierra.

Llegué al salón temprano, me senté en mi asiento e intenté observar por la ventana, pero no podía así sin más, la ansiedad me estaba matando. Sentí que alguien se me sentó al lado y me giré rápidamente esperando ver al rubio ojos azules, pero en cambio ví a André, se miraba confundido, quizás por mi expresión.

—¿Buenos días? —preguntó.

Suspiré mirando a la puerta y luego al reloj del teléfono.

—Hola —susurré.

—Tenemos que hablar —Me dijo interponiendose entre la puerta y yo.

Tomé aire molesta, pero me obligué a verlo.

—Dime.

Se notaba que estaba incómodo y eso me hizo sentir mal, no quería ser una mala amiga, ni mucho menos. Sabía de lo que quería hablar, pero no podia concentrarme para darle la respuesta que el queria y menos para decirle lo que realmente yo sentia, pero era ahora o nunca.

—Creo que te he dado demasiado espacio, si bien no esperaba una respuesta el mismo día, quizás si la misma semana...

Tomé aire y lo solté suavemente, necesitaba terminar con eso de una vez por todas, no podía seguir dandole más largas al rechazo inminente que tenía que darle al chico que por años me gustó.

—Tienes razón, no es justo para tí —Me mordí el labio mientras pensaba bien que decir—. Esto no va a funcionar, me gustaste por dos años, me atrajiste por más, pero...

—Es por Asher ¿verdad?

Bajé la mirada y asentí, no podía mentirle ni aunque quisiese, el notó mis sentimientos mucho antes que yo, al menos mis sentimientos hacia el italiano.

No dijo nada más y se concentró en hacer lo que parecía ser una tarea. El timbre de entrada sonó y Asher no apareció. Sentí un extraño vacío que, aunque ya lo había sentido el momento en que me dejó en la heladería, se sentía real, como si realmente no lo volvería a ver.

Las clases pasaron sin pena ni gloria, un profesor tras otro hablando de cualquier cosa que al final no me servirían de nada, o eso me hacía creer mi estado de ánimo.

La cafetería era un bullicicio, me senté con Moisés y Lissa, André prefirió saltarse el almuerzo, se veía decaído y era mi culpa, eso me hacia sentir como uns mierda, más de lo que ya me sentía.

Sorbí el jugo por la pajilla y miré hacia la mesa donde se sentó Asher la primera vez, no había indicio de él y parecía como si la escuela no notara que faltaba, aunque claro, solo había pasado un día donde no apareció, lo que me hizo preguntarme: Si deja de venir como dijo, ¿Los demás lo notarán?

—Volvera, no te preocupes —dijo Lissa mordiendo un poco de su fruta—. De seguro está molesto o algo así...

Quiso hacer como si no me hubiese dicho literalmente que no nos veríamos más, le di una mala mirada.

—Sé que parece una tontería, pero algo me dice que realmente no va a volver.

Lissa suspiró, sabía que eso la ponía triste a ella también, al fin y al cabo también era su amigo. Moisés tenía un tiempo ya bastante distanciado, lo cual entendía, tenía lo que parecía un nuevo novio y chateaban todo el día, asi que no dijo mucho del asunto.

Comimos en silencio y volvimos a clases. El día fue largo y tedioso, pero tenía la esperanza de verlo fuera del instituto. Caminé al centro comercial en el que estaba el supermercado donde acordamos ser amigos. Aunque aun tenía un pequeño trauma con ir a ese lugar por el último incidente.

¿Quién es Rosse?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora