Capitulo 7- Test de inocencia

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Lissa chilló desde su asiento en la mesa. Se le veia bastante emocionada con el asunto de la fiesta del sábado.

—¡Iremos a una fiesta! —Volvio a aplaudir emocionada.

—No es una fiesta, tocaré en un bar el sábado por la noche, nada más, cuando dije fiesta no me refería a una fiesta fiesta —dijo Asher mientras sorbia de su gaseosa.

—Mejor, a esos lugares van chicos universitarios... ¿Crees que alguno se fije en mi? —sonrió—. Olvida responder, es obvio que lo harán ¡Nos embriagaremos!

Asher no se veía muy emocionado por el asunto, la verdad había estado de bastante mal humor, casi no había dicho palabra y tampoco parecía tener mucho apetito.
Dejé que Lissa volviera loco a Moisés mientras yo me daba la vuelta para ver completamente la cara del italiano.

—¿Sucede algo contigo? —pregunté—. Si quieres cancelo todo y no vamos, no quiero que te pongas nervioso por nuestra presencia.

Se rió despreocupado dándome indicios del Asher de siempre, pero sin embargo aún había algo oscuro invadiendo su mente.

—Nervioso es lo menos que tú me pones. Es solo que... Es un bar, irán personas que quizás no sean las más adecuadas para ustedes... —Fue bajando la voz poco a poco.

Fruncí el ceño cruzandome de brazos, estaba entrando en un terreno que podría ponerme de mal humor a mi.

—He oído hablar del lugar y es bastante normal, si somos menores de edad solo nos colocarán una pulsera y no nos darán alcohol, si te preocupa que Lissa enloquezca —dije quitándole peso a lo que acababa de decir espantandolo con la mano

Rió de nuevo, con más gracia y soltura que hace unos minutos.

—Lissa no me preocupa, olvídalo —se encogió de hombros—. Tu madre no te dejará ir, así que me siento tranquilo.

Me había molestado, pero no le daría el gusto de notar que me había contagiado su humor de perros.

—Es cierto, pero ya lo tengo cubierto, me he portado bien toda la semana, además diré que me quedaré en casa de Lis a estudiar —La última parte la dije rápido. Sabía que era una idea que nadie más aprobaría.

Me observó por unos segundos sin inmutarse. Se había vuelto extrañamente algo protector conmigo. Sobre todo desde que me salvó la vida de esa explosión.

—No le mentiras a tu madre —sentenció.

Fruncí el ceño por un momento, ¿quién se creía el para decirme que hacer?
Tomé un suspiro para no soltarle un golpe, odiaba que me dieran órdenes.

—¿Ahora eres un niño bueno?  —pregunté en tono de burla—. Además, tu no me das órdenes.

Me sonrío con petulancia. Habia oído cosas en los pasillos sobre su "inocencia" Laura, la mejor amiga de la capitana del equipo de voleibol decia que se acostó con él, el primer día que llegó al instituto.

—¿Te consta que nunca he sido un buen niño? —preguntó con reto en su voz.

Tragué saliva y recuerdo un test de "inocencia" que había visto en facebook más temprano, el cual solo había hecho un par de cosas. Saqué el celular de mi bolsillo lo busqué y se lo mostré

—Marca las que hayas hecho, sin trampa —puntualicé.

Me quitó el teléfono de las manos y con seriedad en su rostro empezó a marcar las respuestas.

"¿Has bebido alcohol?" Afirmativo, "¿Has consumido drogas?" Afirmativo, "¿Has tenido sexo?" Afirmativo.

Una pregunta más sucia que la otra la estaba respondiendo con afirmativo, mi rostro se fue tornando rojo a medida que avanzaba el test. Cuando me entregó el teléfono noté que solo una de las preguntas tenía una equis.

¿Quién es Rosse?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora