Capítulo 4- Explosión

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El incesante sonido de mis hermanos gritando cada vez que alguno le ganaba al otro en los videojuegos me estaba hartando, más que todo porque no me dejaban jugar con ellos.

Gracias a eso me senté a empezar mi proyecto de fin de semestre de la clase del profesor Cornejo. Observé la lámina de papel grande que estaba casi vacía, mamá no me decía dónde estaban las partidas de nacimiento de ninguno de nosotros, decía que podría dañarlas o algo así.

Pero ella no estaba, los sábados trabajaba medio día en la oficina con mi padre. Ambos son abogados e intentaban tener una firma exitosa, pero últimamente las cosas no iban muy bien.

Me levanté de la mesa de vidrio donde estaba haciendo el proyecto y subí las escaleras silenciosamente para ir a la habitación de mis padres. Cuando estuve dentro observé todo buscando, ¿Dónde mamá podría guardar nuestros papeles?

Mis ojos se detuvieron en una caja casi oculta al final del armario de los zapatos de mamá.

—Bingo —susurré.

Me acerqué y la tomé con cuidado, a pesar de estar en su armario tenia mucho polvo, como si nadie en mucho tiempo la hubiera tocado, ¿Sería buena idea revisarla? Sentía como si estuviera violando la privacidad de mis padres... Aunque eso era exactamente lo que estaba haciendo.

Con un suspiro pasé la mano para limpiar la superficie, el color de la caja era rosada, con unas lindas rosas rojas dibujadas y la tapa tenia en letras cursivas escrito un nombre, «Rosse». Tenia una cerradura con un candado bajo llave, toda la seguridad de la caja debía haberme alejado y hacerme olvidar de todo aquello, pero en realidad me atrajo más. ¿Donde mamá podría guardar la llave de esta caja?

Me senté de mala gana en el suelo sintiéndome derrotada al no saber dónde buscar, observé toda la habitación de nuevo, era como un acertijo, como un juego de pistas, habían varias gavetas en la peinadora de mis padres, allí podía empezar buscando.

Dejé la caja en el piso y me levanté hacia la peinadora, me observé en el espejo, tenia los cabellos un poco despeinados y la ropa de pijama aún puesta, los sábados nunca salía, así que no veía el porque vestirme bien para andar por casa.

En el primer cajón me llevé varias sorpresas que me causaron un poco de repulsión, mi madre tenia un vibrador... Sip, cosas que no quería saber. También encontré varios preservativos y lubricante. Al parecer mis padres eran bastante activos, al menos sabía que no tendríamos otro hermano.

Revisé cajón tras cajón encontrando solo cosas innecesarias hasta dar con uno, que mágicamente estaba cerrado con llave.

—¡Mamá deja de cerrar todo con llave! —chillé en voz baja.

Frustrada coloqué mi rostro en mis manos observando a la nada. Este misterio iba más allá de la tarea, la curiosidad mataría al gato (que era yo) sino descubría que había dentro de la misteriosa caja que tenia tantas trabas para abrirla.

Recorrí la peinadora con la vista sin ninguna intensión, llena de frascos de perfumes, maquillaje, algunas joyerías y una llave, ¡Una llave! La tomé entre mis manos y noté que era del mismo color que la cerradura de la gaveta que estaba cerrada.

Con una sonrisa en los labios me agaché hasta que mi rostro quedó a la altura de la gaveta, introduje la llave y la giré para desbloquearla, cuando la abrí di con varias cosas interesantes, la primera era los documentos de toda la familia, encontré fotocopias de mi permiso de conducir y el de mis hermanos, sus actas de nacimiento y la mía, que se veía un poco diferente. La tomé y busqué a ver si había alguna copia, en efecto la conseguí. La dejé a mi lado, aunque no sabía cómo haría para que mi madre no lo notara si veía el proyecto.

¿Quién es Rosse?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora