Capítulo 12

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—Tíos yo los quiero demasiado, cada día ustedes me han cuidado mucho y me han ayudado a madurar. Los perdono por todo, menos cuando me dieron de comer arañas — escondidos entre los árboles, meliodas, Elizabeth y wandle miraban con sonrisas a al princesa que se la pasaba de un lado an otro repitiendo su mensaje de despedida. Su mirada ónix estaba deslumbrando como si estuviera en una clase de fantasía. De vez en cuando daba vueltas o se ponía a saltar de la emoción —Estoy tan emocionada. Podré ser feliz y libre...concéntrate melissa no es momento de delirar 

—Nishishi sin duda está emocionada —Elizabeth suspiró 

—Si que lo está, nunca imagine que llegaría a quererla después de tanto odio — el blondo solo pudo abrazarla por los hombros y besar su frente cariñosamente, al final resultó que si podrían protegerla al menos un poco de esa maldición y cuando el hechizo fallara entonces finalmente serían completamente libres y podrían vivir una vida fuera de los rencores—Shhh escucha —

—Así que me voy a mudar, les prometo que estaré bien, conseguiré un bonito lugar y comida. Estaré bien y prometo que vendré cada viernes a visitarlos para comer de el pastel de la tía Elaine— 

—¿Hola?—

—Kyaaaaaa— el pequeño cuervo se posó sobre los hombros de meliodas y ladeó su cabeza, casi como una reacción en cadena, las oras dos personas también la ladearon mirando cómo un corsel blanco de hermosa montadura venía llegando desde un extremo con un príncipe apuesto montado 

—Tranquila no te asustes — se bajo de aquel caballo el joven rubio de ojos oscuros mientras lanzaba sus manos en señal de rendición, había asustado a la niña y eso es lo que menos quería, aunque a decir verdad parecía que tenían la misma edad. Sacudió su cabeza y le sonrió a la joven que aún retrocedía cada que el se acercaba — Mira solo estoy perdido, ¿si?, no te haré daño— melissa dudo un poco quedándote quieta finalmente y observo atentamente a el joven frente a él. Tenía una sonrisa nerviosa, unos ojos negros que no sabían si salir corriendo despavorido o pedir ayuda —¿Dónde están mis modales? Soy Melia príncipe heredero de el reino del sur. Mi padre me mandó a hablar con el rey estarossa pero me perdí — hablo el príncipe con un rubor en sus mejillas que enterneció a la joven —¿Y tú eres?—

—¡Oh! Soy melissa, alteza — su reverencia algo torpe fue suficiente para que el corazón de el príncipe rubio empezara a latir con fuerza y el color rojo en sus mejillas aumentará aún más. Ante este ambiente cálido y un poco incómodo Meliá se aclaró la garganta y miró fijamente a la joven 

—¿Sabes dónde está el castillo? —

—¡Si! Esta por allá, pero está a nada de another. Te recomiendo que acampes aquí — el príncipe la miro dudosos — Tranquilo, esta sola de el bosque es segura, solo no vayas a ir más profundo pero que quizá te encuentres con los lobos 

—Muchas gracias bella campesina, mañana empezaré con mi viaje y con suerte llegaré en la noche a el palacio ¿está muy lejos?— melissa rio por la torpeza que reflejaba el príncipe y luego le señaló  aquel castillo que estaba tan lejos que parecía un pequeño punto en la lejanía —Vaya, si que es lejos —

—Tenga cuidado alteza —

—Solo melia, por favor — las mejillas coloradas de melissa hicieron bailar el corazón de el joven príncipe —Fue un gusto melissa ¿crees que podamos volver a vernos?—

—S-Si, cuando usted guste alteza—se quedaron mirando unos largos ratos sin decir nada, sentía las respiraciones calientes y los corazones desbocados ¿que era ese nuevo sentimiento? Ninguno lo sabía pero no querían alejarse de él, ante tantos segundo que se les hicieron eternos el príncipe empezó a bajar a pequeño campamento justo donde la adorable mujer le había señalado mirando de reojo como ella los erguía observando. Ahora en verdad bendecía a su padre por haberle dado esa tarea a él y no a su hermano menor —Debo retirarme, pase buena noche alteza...— el rubio la miro con una sonrisa — Disculpe, pase buena noche m-melia —

ElizabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora