No se ustedes pero yo amo escuchar los soundtrack de las películas, y ahora que hago esta adaptación los estoy escuchando todos. Hay unos bien épicos wey >v<.
Supongo que muchos han escuchado historias donde el villano siempre es villano solo por que le produce placer, excitación o le gusta serlo, que el príncipe siempre debe rescatar a la bella princesa, que las hadas son buenas como luz y alegría que llevan amor a todo el mundo. Déjame decirte que estás muy equivocado, los villanos se hacen malos por qué alguien les hizo serlo, la princesa muchas veces pueden rescatar a el príncipe de sus vidas para vivir juntos y las hadas son más astutas y oscuras, cuando alguien llega a molestarlas son capaces de cualquier acto horroroso que te imagines . Un cuento siempre tendrá cosas exageradas por la boca de el humano. Pero ya me desvié de el tema
Hace mucho tiempo existieron dos reinos que no tenían exactamente una alianza sino más bien era un tratado de paz y odio que les impedía convivir, tan recia era la discordia entre ellos que se decía que un gran héroe o un terrible villano podría unirlos. En un reino existía gente como tú o como yo que era regida por rey arrogante y ambicioso lleno de fortuna y mucha oscuridad en su corazón, envidiando la belleza y la riqueza de el reino vecino solo hacía que sintieran más odio hacia ellos. Pero en el otro reino, el Páramo, habitaba toda clase de criaturas maravillosas y peligrosas. Hadas de todo tipo, gnomos, criaturas oscuras, de luz, algunos gigantes hechos de moho, ramas de árbol o tierra.
En uno de esos árboles de el Páramo vivía una pequeña niña, pero no era cualquier niña, era una celestial hada de hermosas alas blancas y ojos azules. Sus manos tenían una magia rosada con la que podía hacer varias cosas como jugar con sus pequeños muñecos hechos de madera y lianas, sus alas le servían de cobijo, su cabellos plateados volaba por el viento.
—¡Hey! ¡Hey aquí arriba!— el adorable grito de un ser querido fue suficiente para que la niña dejara de jugar terminando la magia y sus pequeños juguetes cayeran a un lado —¿Qué haces ahí?— le pregunto el niño aterrizando en una de las ramas altas de el árbol sonriéndole feliz, la alegría en su blanca faz fue transmitida hasta la de enormes alas blancas quien le devolvió el gesto
—¡Mel! Estaba jugando ya casi se casaban —
—¡Ugh! Eso es absurdo — se quejó aumentando la risa de la joven— ¡Mejor ven a jugar conmigo!— el rubio salto hasta donde la de alas blancas reposaba cómodamente haciéndola sonrojar un poco—Anda ¿Una carrera?—los azulados ojos femeninos deslumbraron como miles de zafiros ante esa opción, meliodas lo sabía, ella amaba las carreras
—¿Seguro? Siempre te gano—eso si que no le hizo nada de gracias, el de ojos jade hizo un adorable puchero al mismo tiempo en el que se cruzaba de brazos y le daba la espalda molesto. Una criatura oscura, aquellos a los que el reino humano les teme y en realidad eran la cosa más adorable de el mundo, o al menos el de ojos jade era adorable para ser uno de esos seres oscuros— Ya ya, no te molestes— le dio pequeñas palmadas en su espalda para que relajara su semblante serio. La niña bufó, al parecer tendría que cumplir su capricho — ¿Hacemos la carrera?—
—¡Ya!— su grito la aturdió un poco, antes de que pudiera darse cuenta un par de alas oscuras salieron de la espalda de el blondo impulsándolo hasta los cielos en dirección contraria empezando con esa carrera, la pequeña solo hizo un puchero, se puso roja de el enojo por verse engañada por su amigo y se lanzó a el vacío extendiendo ese hermoso par cándido que la sostuvo sobre el fuerte viento
—¡Oye espera eso es trampa!—su nombre, era Elizabeth—Meliodas eso es trampa— grito a los 4 vientos dispuesta por completo a atrapar a aquel pequeño rufián que había hecho trampa, no estaba lejos de atraparlo pero tampoco estaba tan cerca, el viento sobre su cara hacia volar los plateados cabellos que crecían en su cabeza mientras que la fuerza de sus alas la hacían ir más y más rápido—¡Meliodas!— gruñó molesta
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Elizabeth
Fiksi PenggemarDesde pequeña fue de las más poderosas de el Páramo, un hermoso reino mágico en el que las criaturas confiaban las unas en las otras formando armonía, nunca estaba sola, siempre era perseguida por sus amigos que intentaban mantenerla quieta entre el...