Blancas: torre x h6

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Han Youngsoo entró en el despacho con una amplia sonrisa en su rostro, sin llamar. Chul levantó la cabeza y le lanzó una mirada fugaz, con los ojos arqueados, antes de volver a examinar las pruebas que tenía delante.

—Muy contento vienes tú— le dijo.

El periodista no contestó. Puso sobre la mesa, frente a sus ojos, la fotografía de Jimin.

Incluso alguien tan experimentado y con tantos años de profesión a sus espaldas como Chul frunció el ceño.

—¡Carajo!— exclamó.

Le fue imposible apartar los ojos de aquella imagen en los segundos que siguieron. Aún en su estado, ojos cerrados, boca abierta, lleno de tubos y agujas, se advertían detalles importantes en él, su juventud, su belleza, su extraña indefensión.

—¿Es de portada o no?— le retó Han.

Chul levantó la cabeza.

—¿Tienes el permiso de los padres?

—No.

—Entonces, ¿nos la jugamos?

—Sí.

—Así, con dos pares de...

—Con lo que haga falta— el periodista apuntó la fotografía con el dedo índice de su mano derecha. —Esto es dinamita. Nos la van a quitar de las manos. Saldrá en toda Corea, y en el extranjero, ¿qué apuestas?

—¿Y el texto?

—Me pongo a ello enseguida. Ya casi está. Antes quería ver cómo salían las fotos.

—¿Él sigue en coma?

—Sí.

—¿Seguro?

—Bueno— no entendió su prevención. —lo estaba cuando le hice las fotografías.

—Antes de llevarlo a máquinas, asegúrate.

—¿Por qué? ¿Qué tiene que ver que pueda salir del coma?

—Vamos, Youngsoo, ¿y tú me lo preguntas? Es una cuestión de ética, nada más. Aquí aún tenemos un poco de eso. Si ese chico mañana está bien y salimos con esa foto en portada diciendo que está así... nos cubrimos de gloria. Si se pusiera bien, lo publicamos igual, pero dentro. La noticia sería distinta.

—No veo la diferencia— acotó el periodista.

—No seas bestia, hombre— le reprochó su compañero, pero también su superior. —Sabes perfectamente lo que vende y lo que no, y lo que puede ir en portada y lo que no.

—¿Y si muere?

—Entonces es una gran exclusiva— reconoció Chul. —Sólo que no querrás que ese infeliz la palme únicamente para tener esa exclusiva y una portada, ¿verdad?

—No, hombre, claro. Era una pregunta, nada más.

Lo observó en detalle, como si dudara de su afirmación.

—Tú llama al hospital antes, en el último minuto, y así nos curamos en salud.

—De acuerdo.

Hizo ademán de irse. Chul lo detuvo.

—¡Eh!, llévate eso— le tendió la fotografía aun sabiendo que tenía varias copias. —Quiero dormir esta noche.

—Impacta, ¿verdad?

—Ya lo creo que impacta— asintió Chul. —Y a ti te impactaría más si tuvieras hijos.

—Tener hijos, ¿para esto?— soltó un bufido de sarcasmo. —Hasta luego.

Salió por la puerta a buen paso.

Casi un minuto después Chul seguía mirando esa puerta sin poder volver a concentrarse en el trabajo.

Campos de fresas [Yoonmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora