Blancas: rey d2

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No había ni rastro del camello, así que el primer atisbo de frustración asomaba ya en sus rostros cansados de mirar a todas partes, luchando contra los flashes de las luces y el movimiento continuo de la discoteca, la música y los gritos de los que intentaban hablar entre sí.

Como ellos ahora.

—¡Yo creo que no está! ¡Lo veríamos! ¡Un tipo de más de veinte aquí resalta mucho!

—¡Puede que esté fuera, apostado en alguna parte, y que no le hayamos visto, o que haya llegado mientras tanto!

—¿Y si preguntamos a uno de éstos dónde poder comprar algo?

—¿Estás loco? ¿Crees que todos hacen lo mismo o qué?

Jungkook los miró como si así fuera.

—¿Salimos?— propuso Taehyung.

—¡Sí! — accedió Yoongi.

Regresaron a la puerta del Popes. Tardaron cerca de tres o cuatro minutos en abrirse paso por entre los cuerpos juveniles que pululaban por el espacio. Un portero con aires de gorila les puso el habitual sello invisible en la muñeca, mirándolos sin expresión. Una vez fuera empezaron a moverse de nuevo por el estacionamiento y las proximidades de la discoteca, que ocupaba un lugar propio en la calle, abierta a los cuatro vientos. No tardaron en regresar a las inmediaciones del recinto, más y más desconcertados. De no haber sido por la determinación de Yoongi, Hoseok y Jungkook ya habrían arrojado la toalla, convencidos de que el camello no estaba por allí ni tenía intención de ir.

Pero les bastó con ver la cara de su amigo.

—Volvamos dentro— ordenó él. —Y esta vez nos separaremos. Yo iré al baño, tú te pones entre la cabina del dj y la barra del bar, y Taehyung y Hoseok que se queden en la puerta, viendo a todo el que entra y sale.

—Bien— asintió Taehyung.

Jungkook y Hoseok no dijeron nada.

Volvieron a meterse en el Popes. 

Campos de fresas [Yoonmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora