La bruja.
___________________Me despierto al sentir los rayos del sol que entran por la ventana, abro un poco mis ojos y me quedo recostada sobre la almohada que sube y baja al respirar... Un momento, ¡las almohadas no respiran!.
Me siento sobre la cama rápidamente y miro hacia mi costado, ¡Edmond está en mi cama, sí, la bestia está en mi cama!. Bajo mi mirada hacia su pecho y por suerte traía puesta la camisa blanca de la noche anterior, eso significa que solo dormimos, pero ¿qué hace en mi cama?.Me levanto lentamente sin hacer ruido y camino hasta mi armario, busco un jeans, una playera con mangas largas y un suéter de lana bordó, voy al baño y me doy una ducha, me seco el cuerpo y me visto, seco mi cabello con el seca pelos y luego le paso la plancha para cabello, me coloco perfume y salgo del baño, me coloco unas botas negras de plataforma baja y camino hasta la puerta, la abro y salgo de la habitación, la cierro lo más despacio que puedo y bajo las escaleras.
Cuando llego a la cocina, Gloria y Elizabeth preparan el desayuno, me acerco a ellas y las ayudo, cuando acabamos llevamos todo a la mesa. Ellas se iban a retirar pero las detengo.
—¿Ya desayunaron?— les pregunto.
—No— contesta Elizabeth y Gloria le da un leve golpe con su codo.
—Sí, Beth, gracias— sonríe.
—Desayunen conmigo— les pido con una sonrisa.
—Pero...— la interrumpo.
—Por favor, Gloria— junto mis manos en forma de súplica.
—Está bien— dice rendida.
Se sientan junto a mi y desayunamos mientras hablamos de temas triviales. Cuando estábamos a la mitad del desayuno, escuchamos pasos acercarse a la cocina, Gloria y Eli se ponen alerta pero antes de que ellas se levanten, la bestia está en el comedor y mira a las dos mujeres como si lo que estaban haciendo fuese la peor cosa que haya visto.
—¿Qué hacen las empleadas desayunando en mí mesa?— las mira.
—Yo las invité— me levanto.
—Ellas tienen la casa de empleados, allí tienen un comedor donde pueden desayunar, almorzar y cenar, en la mansión están para realizar sus trabajos no para sentarse a charlar mientras toman un cafecito— vocifera sin mirarme.
—Ellas aún no desayunaron, Edmond— le explico.
—No me importa— mira a ambas mujeres que juntan los utensilios que ocuparon y se van a la cocina.
—¿Por qué hiciste eso?— lo miro mal.
—No lo volveré a decir— se sienta en su lugar.
—¿Por qué eres así con ellas?, siempre están haciendo todo para ti ¿y así es como les pagas?— le reclamo.
—No vengas a reclamarme nada, tú no eres quién para hacerlo y tampoco tienes derecho sobre mí o el personal, así que cierra tu maldita boca y siéntate— esta vez me mira y otra vez está esa mirada fría, sin sentimientos.
—Vete al carajo— lanzo la servilleta sobre la mesa y salgo de la cocina. —Idiota sin sentimientos, ogro, bestia, monstr...— me callo cuando choco con alguien.
—Oye, tranquila, ¿qué pasa?— me toma de los hombros.
—No estoy de humor, Kilian, déjame— intento soltarme de su agarre.
—Hey, ¿pero qué pasa?— insiste. Lo miro a los ojos y toda esa rabia que estaba conteniendo, escapa en forma de sollozos y lágrimas. —Tranquila, Beth— me abraza. —No llores— acaricia mi cabello. —Ven, vamos conmigo— camina conmigo hasta la puerta que da al patio trasero y nos sentamos en una de las bancas del patio.
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Edmond
Teen FictionElla era la bella. Él era la bestia. Ella era cálida como la primavera. Él frío como el invierno. Ella era amor. Él era odio. Beth: ¿A caso puede alguien ser feliz sin ser libre?. Edmond: Por favor, perdóname, no era mi intención causarte ningún dañ...