C. 3.

1.5K 57 0
                                    

Eso nunca va a pasar.
_________________

Los rayos de sol que entran por el balcón dan justamente en mi rostro, me giro hacia el otro lado y sigo durmiendo, pero el sonido de la podadora de césped no me deja seguir durmiendo. A duras penas me levanto y me dirijo al baño, me doy una ducha y luego me visto; una camiseta gris, un sweeter, jeans y unas NIKE, me mola la ropa que hay en este armario, ya me molestaban esos asquerosos vestidos que Caitlyn me obligaba a usar.

Me amarro mi cabello en un moño desordenado y me cepillo los dientes. No me apetecía bajar, de seguro me encontraría a ese oso allá abajo y deberas me daba mucho miedo. Me acerco al balcón y me apoyo sobre el barandal. Tenía una bella vista del lugar, a lo lejos de todo esto se podía ver un lago, si no fuera porque he sido subastada, estaría disfrutando de este lugar, pero no, lo único que se me antoja es llorar hasta que este hombre se apiade de mí y me deje libre.

Sueña que eso nunca va a pasar.

Estoy concentrada viendo a unos pajaritos bañándose en la alberca que cuando tocan la puerta de la habitación doy un brinco. Me acerco a la puerta a pasos lentos y la abro. Detrás de esta se encontraba Gloria.

—Buenos días señorita. —hace una media reverencia.

—Buenos días Gloria. —le regalo una sonrisa.

—El desayuno ya está listo. —me informa.

—No voy a desayunar, gracias. —digo amable.

—El señor se enojará conmigo si no desayuna, por favor. —me suplica.

—¿Por qué se enojaría contigo?. —frunzo el ceño.

—Usted no lo conoce, por favor, baje a desayunar.

—Está bien. —digo rendida. —Pero, ¿podrías llamarme de tú? Por favor.

—No me lo permite el señor.

—Ya, pero te lo pido yo, por favor. —hago un puchero.

—Está bien, pero en su presencia te llamo de usted. —sonríe.

—Bien. —asiento y nos dirigimos a las escaleras y bajamos.

Cuando llegamos a la cocina no habían rastros de él, me siento y empiezo a desayunar, todo estaba tranquilo hasta que escucho el estruendo que hace una puerta al cerrarse, luego escucho gritos que se acercan al comedor. Él aparece por la puerta, las abre de una manera brusca y luego la cierra de la misma manera, por mi parte, me mantengo en silencio y miro hacia otro lado.

—¡Gloria!. —grita y siento su pesada mirada sobre mí.

—Dígame señor. —aparece por arte de magia.

—Mi desayuno. —siento alivio al no sentir su mirada sobre mí.

—Enseguida señor. —dice para luego ir a la cocina.

Me molesta que la trate así, ¿acaso no tiene corazón?.

—Tengo corazón, tú no me conoces. —de un momento a otro, lo tenía frente a mí.

¿Cómo supo lo que estaba pensando? ¿Acaso lee mentes?.
Lo miro de inmediato y me encuentro con su penetrante mirada.

—Yo... yo... —tartamudeo.

—Cállate y termina tu desayuno. —se aleja de mí y se sienta.

A los segundos aparece Gloria con el desayuno del oso, ogro, monstruo, bestia, lo que sea. Termino mi desayuno y me quedo sentada esperando a que me dé permiso a levantarme. Él me mira mientras da un sorbo a su bebida.

—Vete. —da un mordisco a su tostada. Yo asiento y salgo casi corriendo del comedor.

—¿Va al jardín señorita?. —me pregunta Elizabeth.

—No, iré a mi habitación. —le doy una sonrisa amable y subo el primer escalón pero soy interrumpida por su voz.

—Si quiere le acompaño a conocer el jardín, no me molesta. —sonríe y no me puedo negar, es muy amable conmigo.

—Está bien.

Salimos al jardín y empezamos a caminar hasta la piscina. En todo el camino estuvimos en silencio hasta que decido hablar.

—¿Siempre es así?. —la rubia me mira confundida. —Ese hombre, el de tatuajes. —explico.

—¿El jefe?. —sonríe aún más confundida.

—Sí, como lo llamen ustedes. —hago un desdén con mi mano.

—No siempre, cuando está con su madre y con su hermana es otra persona. —me explica. —Le han hecho mucho daño. —levanta la vista hacia mí. —No es malo, solo es frío y no demuestra sus sentimientos.

—Pues, para mí lo es, me da miedo. —confieso.

—Ya lo conocerás y verás que no es del todo así. —sonríe y luego nos sentamos en una silla que se encontraba junto a una mesa redonda bajo un pequeño techo de ramas.

Hablamos un rato más hasta que dió la hora del almuerzo, la bestia, lo llamaré así, no se presentó sino hasta el almuerzo donde no quitaba la vista de encima mío y eso me molestaba y me avergonzaba.
Estos dos días aquí fueron más llevaderos gracias a Gloria y Elizabeth, eran unas buenas mujeres y me trataban muy bien.

_____________________

Muy buenas gente, ¿cómo están?, bienvenidos a un nuevo capítulo.
Estoy aquí con un nuevo capítulo.
No es largo pero algo es algo.
Por el momento no está interesante, creo yo, pero en capítulos más adelante empezará lo bueno, por lo tanto espero que la disfruten.

Bueeeno, me voy despidiendou hasta el próximo capítulo. Cuídense, lávense las manitas y nos leemos hasta el próximo cap.
Las quiero y bye❤️.

Ah, y no se olviden de votar y compartir con sus amigos, les agradecería mucho y espero les guste. Bye, besis y bendiciones❤️

EdmondDonde viven las historias. Descúbrelo ahora