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Miradas escalofriantes.
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Me levanto por unos gritos que provienen desde la habitación de al lado. Salgo de mi habitación y me asomo al lugar de donde provenía el escándalo. La puerta estaba entreabierta y gracias a eso pude ver lo que sucedía. La bestia estaba destrozando todo lo que había en esa habitación; adornos de vidrio, de madera, muebles, ventanas, pared, etc. De pronto algo golpea cerca de la puerta y hace que me asuste, me alejo lentamente de ahí y me volteo para ir a mi habitación pero choco con alguien, alguien bastante grande y musculoso. Levanto la mirada y me encuentro con la bestia, pero ¿cómo...? ¿Qué mierda? ¿Cómo hizo para llegar tan rápido? ¿Acaso no estaba en la habitación?. Su vista me intimida, así que bajo la mirada.

—¿Por qué estabas espiándome?. —su voz es profunda y escalofriante.

No puedo reaccionar, no puedo contestarle, es como si una fuerza sobre humana me esté privando el habla. Solo levanté la mirada encontrándome con sus oscuros ojos mirándome fijamente, su ceño se frunce y me mira con insistencia buscando respuesta. Abro mi boca para decir algo pero el miedo que me genera su mirada hace que ninguna palabra saliera de mi garganta.

—¿Te comieron la lengua los ratones?. —dice con cierta burla en su voz.

Niego con la cabeza avergonzada. Él suelta un suspiro y sus músculos se relajan, levanta su mano derecha y rasca su cabeza.

—Vete. —se hace a un lado para que pueda pasar. Empiezo a caminar hasta mi habitación y antes de entrar habla.

—Espero que dejes de andar husmeando donde no debes, es de mala educación.

Me meto dentro de mi habitación y me lanzo a mi cama. De pronto, unos pensamientos invaden mi mente. ¿Cómo iba a acabar la universidad?, estaba en el ante último año de comunicación social y necesitaba acabarla pero, ¿cómo?. No sabía dónde me encontraba ni mucho menos sabía cómo escapar sin que me descubran, tampoco tenía móvil o algún portátil para poder estudiar por clases virtuales, ¿qué iba a ser de mi vida en este lugar, encerrada y sin saber dónde estoy?. ¿Cómo pude amar a una persona que lo único que ha hecho conmigo fue hacer mi vida una mierda?, ojalá papá estuviera vivo, él me diría qué hacer, pero no, esta es mi realidad, estoy sola y en un lugar sin escapatoria.

Me levanto de la cama y camino hasta el gran ventanal, me asomo al balcón y me apoyo sobre el barandal. Había un lindo ambiente, el sol brillaba sobre el agua de la fuente que se encontraba en medio del gran jardín, y también alumbraba por todo el lugar, la brisa era fresca, el rico aroma de las rosas que se encontraban en la maceta que se encontraba en mi balcón, las mariposas revolotear sobre estas, todo provocaba paz en mi interior, esa paz que no he sentido desde que murió mi padre y llegué a este jodido lugar. Cierro mis ojos y aspiro el rico aroma que transportaba el viento, la paz que emanaba del ambiente me transportaba a otra dimensión, a un lugar ajeno a este, donde podía descansar y estar alejada de lo que estoy viviendo hoy día. De pronto, lo veo, la bestia está frente a mí y toda mi paz se va a la mierda. Sus ojos oscuros me miran con intensidad, me sentía incómoda e intimidada; de pronto se encontraba frente a mí, a unos centímetros, seguía con su mirada fija e insistente pero de pronto, cambia a una de súplica y tristeza, pero ¿por qué tristeza? ¿Qué era lo que quería transmitirme con su mirada?. Se acerca un paso más y solo quedan milímetros que nos separan, su mirada vuelve a ser fría e intimidante, de pronto, en un abrir y cerrar de ojos desaparece, abro lentamente mis ojos y la luz del sol me encandila. ¿Qué fue todo eso?. Siento unos pequeños golpes en la puerta, entro a la habitación y me dirijo a la puerta, la abro y me encuentro con Gloria.

EdmondDonde viven las historias. Descúbrelo ahora