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—No tengo inspiración —Hoseok declaró mientras soltaba un largo y cansado suspiro, lanzó sus bocetos al bote de basura e hizo girar su silla, dando alrededor de tres vueltas antes de detenerse.

Sé puso de pie, quería alejarse del escritorio lo antes posible, pero solo dio unos cuantos pasos para llegar a donde estaba ubicada su cama y se lanzó al suave colchón sin demora. Todavía tenía varias semanas para presentar su proyecto; sin embargo, el estrés causado por no avanzar lo mantenía la mayor parte del día agotado mental y energéticamente. Creía que su proyecto, sí se realizaba acorde al plan, sería unos de los mejores y más innovadores de toda la trayectoria de la escuela de artes Chong, pero aún faltaba la pieza más importante, el modelo.

Sé quedó dormido rápidamente soñando con encontrar al chico o la chica ideal, alguien con una belleza tan exótica que no pudiera quitarse su rostro de la cabeza y para cuando la alarma del teléfono sonó, era el día siguiente, renegando por haberse quedado dormido sin avanzar un poco en el proyecto, rápidamente se metió al baño y se dio una ducha de no más de cinco minutos, tomó un poco de maquillaje y lo colocó en su mochila para arreglarse rumbo a la escuela. No le gustaba llegar tarde y odiaba la irresponsabilidad.

Después de un agotado día en la escuela donde aprendió sobre las bases históricas del óleo, peleo un poco con Namjoon debatiendo sobre si el café americano era mejor que una Coca-Cola bien fría para mantenerte despierto, la lectura de una novela cliché en medio de los recesos de las clases y avanzar de nivel en un juego simple que almacenaba su celular y no podía borrar. Hoseok regreso caminando a casa. 

Dicen que algunos encuentros son demasiado clichés, poco creíbles y que en la vida real esos encuentros maravillosos no pasan. Hoseok no iba caminando por los pasillos de la escuela cuando se encontró con  el ser exótico que estaba buscando, tampoco choco con él; simplemente estaba ahí parado a lado de él mirando una pieza de joyería. 

Fue mágico, como si una luz radiante cayera sobre la piel dorada del hombre, destacándolo, de entre todas las insignificantes personas que caminaban alrededor. El hombre mostró una expresión decepcionada mientras seguía mirando los aretes de aquel cristal hasta que finalmente se dio la media vuelta y quiso caminar.

Taehyung sintió un pequeño jalón de su brazo mientras trataba de caminar, que lo obligo a detenerse.

—Pero que mierda —se quejó y observo a un joven, paliducho y delgado, aferrase a su brazo, el moreno jaló de su brazo, pero el muchacho no se desprendió. Seguía aferrado a él sin decir palabra alguna—. ¿Puedes soltarme por favor?

—Oh... no, digo sí, claro que sí —tartamudeo el joven aun sin soltarlo. Taehyung volvió a jalarse.

—Me estas molestando —declaró mientras que Hoseok seguía mirándolo como si estuviera embobado.

—Te quiero —dijo de repente. 

Sólo fueron dos palabras, pero esas pequeñas dos palabras dejaron a Taehyung en shock. Nunca nadie le había dicho esas dos palabras; ninguno de sus clientes, ni siquiera Jimin, pero frente a él, se encontraba un completo desconocido que aseguraba quererlo.

Por lo que no pudo evitar soltar una sonrisa burlona.





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