THRONE ⟡ THE ORIGINALS

02 | PEQUEÑA GUERRERA

—La ciudad de Nueva Orleans. Gente de todo tipo y de todos los puntos del país vienen de fiesta a nuestras calles. Algunos solo buscan diversión, pero otros, buscan algo mucho más siniestro. Más peligroso. A esos los invitamos a mi casa, y les damos lo que piden.

Marcel nos había llevado a Klaus y a mí a su casa—que según Klaus, esa casa había sido anteriormente suya, por eso la M que estaba en las columnas—, donde había organizado una fiesta. Desde el lado de Klaus, podía ver a vampiros bailando junto a humanos. Humanos felices que jamás hubiesen pensado que esa clase de monstruos existen.

—Y al llegar la media noche, todo cambia. La cena está servida.—Acabó de decir Marcel. Entonces, desde el otro lado de pasillo de la segunda planta—donde estábamos nosotros—, un vampiro saltó, y mordió a una chica, empezando la masacre.

Apreté mis puños con fuerza. Había sido criada bajo los ideales de que había que exterminar vampiros, y proteger a los humanos cueste lo que cueste, y ahora estaba viendo impotente como aquellos vampiros que me habían enseñado a odiar desde pequeña, mataban a los humanos.

—Así consigo tener contentos a mis errantes de la noche contentos. Un bufet libre cada poco tiempo y trabajan duro para poder conseguir un anillo.

Y sin poder evitarlo, abrí mi boca.

— ¿A si los llamas? ¿Bufet?—Klaus me miró brevemente, mientras que Marcel posó su mirada en mí.

— ¿Y cómo debería llamarlos? Son nuestra comida.—Sonreí irónicamente, y di un paso hacia delante, enfrentando a Marcel.

—Debería matarte ahora mismo.—Hice una pausa, y miré a los vampiros que se alimentaban abajo.—Y a tus mascotas. Los vampiros como tú solo me dais asco. Por eso la gente como yo os caza.

Marcel dio otro paso, y estamos frente a frente. Desafiándonos. Yo todavía tenía los puños cerrados, apretados fuertemente, y presentía que no faltaría mucho más para que le soltase un puñetazo a Marcel.

—Allison, basta.—Intervino Klaus, que me posó una mano en el hombro, e hizo que retrocediese.

—Es bastante hipócrita de tu parte decirme todo eso, y luego obedecer a un vampiro. Bueno, híbrido. Y enamorarte de un vampiro original..., gracioso, cazadora.—Klaus me agarró por la cintura antes de que pudiese tirarme en contra de Marcel.

—Y dime Marcel, ¿qué hacéis con los cuerpos?—Marcel dejó de mirarme para observar a sus vampiros, que estaban curando a la gente con su sangre.

—Si dejásemos que sus cuerpos mueran, el turismo caería.

—Y por supuesto eso no lo pueden permitir.—Susurré enfada mientras me apoyaba en la barandilla de madera.

Marcel me ignoró y siguió hablando.

—Así que para evitar eso, les curamos con nuestra sangre, y luego les borramos la memoria.

Rodé los ojos, y suspiré aburrida.

— ¿Marcel?—De reojo vi como un vampiro con boina se acerca a Marcel, y a nosotros.—Han matado a seis de los nuestros en un bar de las fueras.

Después de aquella visita a Marcel, Klaus y yo volvimos a casa. Ni si quiera le di tiempo a empezar a hablar porque subí las escaleras, y me encerré en mi habitación.

Mi habitación era la segunda puerta, y todavía no lo había decorado. Ni si quiera tuve la oportunidad de coger mi arco y mis flechas. Me tumbé en la cama, y enseguida me puse de lado, doblando las rodillas, y acurrucándome para poder darme calor.