09 | RECUERDOS

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Mi reflejo me devolvió la mirada. Tenía los ojos llorosos, y rojos. A noche había estado llorando. Me aparté del espejo, y me estiré. Salí de mi cuarto, y bajé las escaleras. La casa estaba silenciosa. Mi padre se había ido semanas atrás de caza, y todavía no había venido.

Hoy era la estúpida graduación de Elena y sus amigas. Técnicamente yo también me graduaba, ya que había estado el último curso matriculada en el instituto de Mystic Falls, pero me daba igual. ¿Para qué necesito un título si el único trabajo que voy a tener toda mi vida es el de una cazadora?

Cerré la puerta del armario después de haber cogido un paquete de galletas, y subí las escaleras.

Cuando entré a mi cuarto, y cerré la puerta. Me di la vuelta, y grité.

No puede ser. Debe ser una alucinación, pensé.

—Hola, querida.

Me tapé la boca con las manos, y empecé a llorar.

—Estás muerto.—Murmuré.—No existes. Eres una jodida alucinación.

Kol, se levantó de la cama, y se acercó a mí. Me pegué aún más a la puerta si era eso posible.

—Soy real.—Dijo él acariciándome la mejilla. —La bruja Bennett ha hecho caer el velo, y estoy aquí. No se por cuanto tiempo, pero estoy aquí, Allison.

Lo miré fijamente varios minutos, antes de saltar hacia él. Envolví mis piernas en su cintura, y mis brazos alrededor de su cuello. Justo como haría un koala.

Y le besé. En seguida me devolvió el beso, echándome en la cama, que ya estaba desecha por haber pasado allí la mayor parte del día.

Sentí sus manos levantándome la camiseta, y cuando la tiró hacia un lado de la habitación, cogí fuerza, y nos di la vuelta, quedándome arriba. Le sonreí, y le empecé a desabrochar su camiseta, pero era tanto mi desesperación, que le di un tirón, y los botones saltaron.

Kol rió, y volvió a darnos la vuelta.

—No sabes lo mal que lo he pasado viéndote, y saber que no iba a volver a tocarte.

Gemí de dolor al rozarme sin querer abrochándome los botones de mi camisa. Como había supuesto ayer, tenía todo el cuerpo lleno de moratones. El más grande estaba situado en las costillas. Era casi tan grande como la palma de mi mano. También tenía algunos en las piernas, y brazos.

Ni si quiera se como he podido vestirme.

La puerta se abrió, y miré a Klaus a través del espejo, que me estaba mirando con una ceja alzada.

—¿Qué?

—Entiendo que tu orgullo no te permita beber nuestra sangre, pero en estos casos...—Rodé los ojos, y me di la vuelta para mirarlo cara a cara.

—Tampoco estoy tan mal.—Mentí. Klaus rodó los ojos.

—¿Entonces esos gemidos que he oído antes eran porque estabas haciendo otras actividades?

Tragué saliva, y sentí arder mis mejillas.

—¿Qué quieres, Klaus?—Dije cambiando de tema. Él solo se rió.

—Nos vamos de esta casa. Así que haz las maletas. En 5 minutos abajo.

Klaus cerró la puerta, y fruncí el ceño.

⚜️⚜️⚜️

Recorrí el pasillo de nuestra nueva casa, la cual estaba lleno de puertas, observando los cuadros que estaban colgados en las paredes. Podía imaginarme perfectamente a Klaus pintándolos. Pasé mi mano por los muebles antiguos, quitando el polvo, y manchándome las manos.

THRONE  ⟡  THE ORIGINALSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora