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"Paso el día arrastrándome por el piso y otro día me la paso volando en el cielo azul".
—Interlude: Set Me Free, Agust D.
Aún siendo un joven casi adulto, por lo tanto, tras haber vivido tantos años allí, podía jactarse de nunca haber sido del tipo de empleados que vivían de los chismes de la mansión, no como las costureras que bordaban los trajes de los nobles de la casa, de paso cuchicheando sobre cómo iban arreglados o porqué el señor Kim se volvía más tirano e indiferente con el paso del tiempo, habiéndoles cerrado la puerta hacía meses ya. O los guardias que a pesar de su fingida lealtad, no hacían más que distraerse de su trabajo siempre que el amo salía de viaje de negocios a la capital, usando las habitaciones lujosas de huéspedes para revolcarse con las sirvientas de mayor categoría, aunque Yoongi no entendía porqué la tenían en realidad.
Así que no sería exagerar decir que él ni siquiera sabía hasta ese día, que el amo tenía otro hijo, o tal vez solía ser consciente de su existencia pero por lo irrelevante que aquel hecho era, lo había olvidado.
De todas formas seguía sin importarle lo suficiente, nada más traía el tema a su mente porque se encontraba regresando del recinto principal hacia la cocina, llevando indicaciones importantísimas del señor Kim, porque le había encargado un banquete por la llegada del más joven de sus hijos.
Como fuera, solo había dicho banquete y mientras lo de aquel hijo no fueran cosas precisamente referentes a gustos especiales para la comida, a Yoongi no le interesaba ni concernía saber más detalles.
Todavía pensando en qué preparar para que todo quedase perfecto, dado que las visitas habían sido anunciadas con anterioridad, Yoongi ladeó la cabeza. No tenía tiempo para preguntar más sobre qué sería del agrado del famoso joven, y tampoco creía que la confianza que tenía con el amo fuera tan normal como para desarrollarla con otro miembro de su familia noble. No, el suyo era un caso especial, estaba muy seguro de que Kim Seunghwan nada más le trataba así porque le tenía lástima.
Pero dejando aquello de lado, regresando al hijo, tal vez no era tan desconocido como lo creía.
¿Cabría la posibilidad de que fuera el dueño de la dulce voz que había oído cerca de la sala principal, hacía dos años ya?
Porque el tiempo había pasado volando. Yoongi ya contaba con dieciocho años, pero tenía el vivo recuerdo en su mente. Quizá no se trataba tan solo de una especulación lejana a ser parte de la realidad, porque la verdad era que en aquellos dos años, nunca más había vuelto a escuchar la misma voz, así como a oír del jefe siquiera la mención de su retoño más joven.
Pero como se había dicho, no le interesaban aquellos asuntos.
Cuando por fin estuvo frente a la enorme puerta vieja de la cocina, entró sin titubear, mostrando un mueca de fastidio tan pronto oyó no el sonido de los utensilios chocando entre sí como debería haber sido tras la carga de trabajo que tenían para hoy, sino el de las sirvientas soltando risitas, hablando felices de la vida.
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𝘼𝙕𝘼𝙇𝙀𝘼 ; 𝘠𝘰𝘰𝘯𝘫𝘪𝘯
FanfictionLa única vida que conocía Min Yoongi consistía en ser sirviente en la cocina de la mansión del noble Kim, o eso hasta que parte de ella se volvió también el hijo menor de este, Kim Seokjin, educado para convertirse en un buen candidato para consorte...