𝙑𝙄

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🌸

"Esa luz de la luna que brilla sobre mí al amanecer, es todavía igual que aquel entonces".

Moonlight, Agust D.

Salió descalzo, sin importarle que sentir la madera rasposa bajo las plantas de sus pies no fuera nada agradable, pero era la mejor manera para no hacer ruido y despertar a los otros sirvientes, así que estaba bien

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Salió descalzo, sin importarle que sentir la madera rasposa bajo las plantas de sus pies no fuera nada agradable, pero era la mejor manera para no hacer ruido y despertar a los otros sirvientes, así que estaba bien. Porque lo último que deseaba era que le descubrieran haciendo su paseo nocturno, para que, en caso de los que le tenían aprecio, le regañaran por arriesgarse e insistieran en que ya debía superarlo, y en caso de los que sentían envidia de él y su confianza con el amo, corrieran con el rumor de que escapaba en las noches de la cabaña para ir a robar a la mansión principal.

Nada más lejos de la realidad.

Porque Yoongi, el único propósito que tenía al salir a media noche, era visitar el arbusto de las flores rosas de Jindallae.

No le importaba que fuera exagerado a estas alturas que siguiera lamentándose por haberla perdido, aquella no era la razón de que los encuentros fueran a escondidas, porque a fin de cuentas, nadie conocía su dolor para poder compararlo.

Si trataba de visitar de aquella manera a su madre tantos años después, era porque nunca supo dónde quedó ella al final. Y no podía reclamar por eso tampoco. Al menos podía tener cierta forma de paz en su interior al acercarse a las flores rosadas y recordar la sonrisa de la mujer cada vez que las veía y luego se dirigía a él, haciéndole una seña con sus dedos sobre su boca, chistando haciendo evidente que tenían un secreto allí.

O quizá más allá de solo el que Min conocía, ese sobre haber situado el arbusto de flores sin permiso. Porque al final, nunca supo cómo se llamaban.

Se sentó en el césped, frente a ellas, pensando cómo nunca se le ocurrió preguntar al respecto. Si tan solo en el futuro pudiera soñar con tener un lugar propio, y no vivir bajo el cobijo de nadie más que de sí mismo, era seguro que llenaría cada terreno cercano a su hogar con aquellas plantas.

Cerró sus ojos, colocando las palmas de sus manos sobre el pasto fresco, seguro porque la madrugada estaba próxima. Todo el ambiente comenzaba a tornarse aún más frío, pero a Yoongi, aún vistiendo ligero y con la latente idea en su cabeza, como siempre, de que podría caer enfermo por la más mínima exposición, no le molestó lo suficiente para hacer que volviera a los cuartos de los sirvientes.

Entonces entró en alerta, porque escuchó pasos y una respiración detrás de él. Se preparó para levantarse pronto, ocurriéndosele que bien podría tratarse de un guardia, y que en ese caso no tendría problemas puesto que era de confianza y los hombres del amo debían saber que era costumbre suya pasar las noches allí, al menos por unas cuantas horas.

Pero el miedo estaba tan metido dentro de él, a la fuerza, que Yoongi de todas maneras volteó bruscamente para parecer duro, listo para defenderse de ser necesario, presa de las jugadas de su mente cruel que le recordaban distintos escenarios donde había sido menospreciado.

𝘼𝙕𝘼𝙇𝙀𝘼 ;  𝘠𝘰𝘰𝘯𝘫𝘪𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora