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Dedicado a nunu1963

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"Aún así, parece que es hora de irse".

Awake, Jin.

     Los tonos naranjas del crepúsculo nunca le habían transmitido la calma que supuestamente la caída de la noche debía traer, no lo sabía, había escuchado alguna vez que anunciado el término del día y el descanso prometido como inminente cada ve...

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     Los tonos naranjas del crepúsculo nunca le habían transmitido la calma que supuestamente la caída de la noche debía traer, no lo sabía, había escuchado alguna vez que anunciado el término del día y el descanso prometido como inminente cada vez más cerca, uno debería empezar a adormecerse. Las horas restantes de luz y trabajo contadas.

En cualquier caso, el rosa, burdeos, cobalto y ámbar fundiéndose en el cielo tendría que acarrear un sentimiento de paz, si tuviera la intención de verlo de la manera más cursi y sentimental posible, lo que sin duda alguna sería conveniente en su caso.

Pero no.

En su lugar, Yoongi observaba arisco el atardecer más oscuro que había visto en su vida. La transición de colores para acostumbrar a uno al cambio, casi inexistente. Como si de repente alguna fuerza caprichosa y cruel del destino hubiese decidido que no le daría el beneficio de una larga espera, sino que dejaría aterrizar el manto nocturno de una sola vez.

Violento, pronosticando mal augurio.

No tenía creencias por su cuenta, suponía que seguir las costumbres y supersticiones eran cosas de gente bien posicionada, o que al menos podía permitirse el confiar su suerte a alguna cosa al azar, bastante seguros de que jamás estarían tan mal.

Lamentablemente, personas como él, no podían hacer lo mismo.

No, a ellos les correspondía trabajar duro y aferrarse con uñas y dientes a la vida, por más mísera que fuera esta, sin que nada quedase pendiente de suertes, ni predicciones. Hacer todo lo posible para evitar las desgracias, porque de otro modo no tenían a nadie para correr en su auxilio. Lo más coherente por hacer.

Lo tenía bien presente todavía, las cosas que había crecido escuchando en la cocina, cabaña, y su propio refugio en forma de la habitación húmeda y fría que había sido el hogar de su diminuta familia compuesta por dos, no se borrarían fácilmente de su mente.

Pero de todas formas frunció el ceño y arrugó la nariz, los ojos húmedos orgullosos, porque en toda la tarde no habían derramado ni una sola lágrima de furia que el joven realmente había querido soltar para desfogar la tormenta en su interior.

Necesitaba buscar a quien culpar de todas formas, y tener más motivos para sentir que su ira estaría justificada por algo más que el reproche consigo mismo por sus errores y las consecuencias que nada más eran —y serían en un futuro no muy lejano— entera responsabilidad suya.

Al menos esperaba que estas solo le perjudicaran a él, pero era consciente a la vez de que se trataba de un deseo demasiado —patéticamente— ingenuo.

𝘼𝙕𝘼𝙇𝙀𝘼 ;  𝘠𝘰𝘰𝘯𝘫𝘪𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora