𝙓𝙓𝙄𝙑

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"¿Y qué si me lastimo? A veces me lastimaré de nuevo, algunas veces derramaré lágrimas, infeliz. ¿Y qué?"

-People, Agust D.

     No había esperado que sus acciones quedaran impunes, se jactaba de ser muy consciente de sí mismo y la realidad todo el tiempo, evidentemente supo desde que decidió salir de su escondite con el capricho de saber de Seokjin aún poniendo su cab...

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No había esperado que sus acciones quedaran impunes, se jactaba de ser muy consciente de sí mismo y la realidad todo el tiempo, evidentemente supo desde que decidió salir de su escondite con el capricho de saber de Seokjin aún poniendo su cabeza en riesgo, que las consecuencias de su imprudencia se harían notar más tarde.

Estaba agradecido de que por el momento todavía estuviese respirando, -el aire nocturno gélido y aún húmedo por la lluvia de horas antes, cierto-, pero vivo de todos modos, y no quería mostrarse autocompasivo -lo había meditado y Yoongi llegó a la conclusión de que aquello era poco atractivo-.

Sin embargo, tenía que admitir que de ser quitado el ardor de todos sus raspones y heridas en lugares de su cuerpo que ni siquiera había sentido antes, estaría mucho mejor.

¿Cuánto le habían golpeado las ramas de los árboles del bosque cuando salió corriendo al exterior de la villa como un completo demente?

Apenas y la tierra mojada debajo de sus rodillas aliviaba un poco la incomodidad que le provocaban sus llagas de profundidad desconocida, con la frescura y tacto suave hasta cierto punto.

Aún así, Yoongi no se sentía mejor.

Estaba en paz.

Lo que no necesariamente quería decir que estuviera mejor, pero no iba a exigir más. La calma era buena, al menos lo suficiente.

Le había permitido casi no hacer ruido cuando se escabulló en la cabaña de la servidumbre para cambiar sus ropas, y tampoco al dirigirse al jardín directamente a su punto especial.

No podía decir lo mismo de cuando tuvo que ingresar a la villa de nuevo, y es que había pecado de ingenuo al creer que entrar iba a ser tan sencillo como salir.

Pero no deseaba pensar demasiado en qué pasó cuando se vio obligado a cruzar las puertas principales de la mansión como una persona normal.

Lo que siguió después de eso era un tema para tratar cuando dejara de estar solo, y claro, eso si cierta presencia que no era precisamente la de la luna menguante se dignaba a aparecer.

Pero tal y como había dicho, no iba a exigir demasiado.

Y estaba tan convencido de que no hacerlo sería lo mejor -aún si las ganas de voltear sobre su hombro a ver si había alguna luz de antorcha bailando en la ventana de la habitación de Seokjin-, que no se esforzó por buscarlo en ningún momento.

Lo que le haría sentir fatal más tarde, en caso de que la culpa en aquellos momentos no fuese suficiente ya.

Seokjin debía estar destrozado, a juzgar por cuánto había temido que llegara este momento.

𝘼𝙕𝘼𝙇𝙀𝘼 ;  𝘠𝘰𝘰𝘯𝘫𝘪𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora