Atrapado con el demonio

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Christian

Al despertar ya no está, al acostarme él ya está durmiendo. ¿Indiferencia? No, Felipe está adolorido por lo que pasó hace unas semanas. El me ama y yo no sé... ¡Ah! ¿¡POR QUÉ LOS SENTIMIENTOS SON TAN COMPLICADOS!? Si el me ama yo debería ser capaz de amarlo también pero no, tenía que ser criado como un objeto, tenía que crecer pensando y no sintiendo... ¿Por qué no hay un acuerdo entre los dos? ¿No puedo pensar y amar? ¿O es que los dos son mutuamente excluyentes?

-Llegarás tarde a tu clase si te quedas ahí- Esas son las únicas frases que me dice... Aunque no hablemos él se sigue preocupando por mis estudios.

-Felipe- pero ya no está, cada vez que quiero hablarle él se va. Odio ésto.

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-... Y es por eso que es un sistema cerrado y no aislado... ¿Christian me estás escuchando?

-Ah...eh... Si si... Ya entendí- balbuceo, no puedo despejar la mente de pensamientos sobre Felipe.

-¿Qué te pasa? Has estado raro.

No quiero que Frank se llene de mis problemas, no ahora que tiene los suyos, (¿Cree que no he visto los rastros de vela y latigazos que tiene en la espalda?) pero aparte de Felipe y él, no tengo a nadie más con quién hablar... Así que...

-Es Felipe, después de lo que pasó no me ha vuelto a hablar- llevo mis manos a mi cabello y lo revuelvo con desesperación- ¡Ah! Ya no sé qué hacer.

Frank masca la parte trasera de su lápiz y se queda callado, luego de unos minutos me dice:

-Yo te diría que intentaras hablar con él.

-Ya lo he intentado...

-Sigue haciéndolo. Tu quieres a Felipe, si quieres a alguien debes luchar por él.

-¿Por qué luchar? ¿Por qué no puedo hacer una protesta pacífica pro-amor?

Frank se ríe, niega lo que digo moviendo su lápiz de izquierda a derecha.

-El amor necesita cierto sacrificio- me dice- a nadie se le otorga felicidad sin un costo.

-¿Tu estás pagando ya ese precio?

Frank sonríe y quita el lápiz de su boca. La profesora habla y los lapices rasgan las hojas de los cuadernos, no entiendo lo que dice, no quiero entenderlo.

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Las duchas de Felipe eran relativamente cortas cuando nos conocimos. Ha pasado una hora afuera y no ha vuelto. Aprovecho el tiempo para "indagar" la vida de mi compañero de cuarto. Miro su cama, está muy limpia y ordenada... Hace la cama en las mañanas. Miro su escritorio; libros sobre arte y lingüística están apilados, una foto del día de la obra de teatro en la que Felipe no está, lápiz, post-it, hojas en blanco, una frase escrita en su cuaderno, amor, ese maldito escurridizo.

-¿Qué haces?- Felipe está en la puerta, no escuché cuando entró. Me siento incómodo. Ahí, de pie, con esa camiseta de Jack Daniels cortada a los lados me recuerdan mis primeros días con él, cuando sólo quería saber sobre ese tatuaje de sus costillas... Ahora quiero saber cuando terminará éste infierno.

-Sólo estaba...eh...

-Déjalo- él se acerca a mí y mi corazón se acelera, Felipe toma sus cosas y las guarda en el cajón del escritorio.

-Felipe... Por favor.

-¿Por favor qué?

Recuerdo hace un tiempo una situación parecida... Más erótica. Me acerco a Felipe y él se aleja, quiero tocarlo y que me toque, quiero estar a su lado, no quiero que se vaya.