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Felipe

Han pasado nueve meses desde que Chris fue sacado del internado y llevado a la UCI.

Visité a Christian durante las vacaciones de verano, la única oportunidad que he tenido para verlo. Sus costillas rotas, su piel morada y verde... no quería alejar la mirada pero el daño que le habían hecho me perforaba el corazón. El doctor me dijo que estaban tratando los problemas internos; fallas múltiples en la parte de su estómago donde se dice que recibió las patadas suficientes para romper una máquina expendedora. Es fuerte, muy fuerte... el quiere vivir me decía el doctor, quiero creer que así sea.

En estos nueve meses han pasado tantas cosas...

Mi querido tio murió. Creí que ese era el fin de mis estudios, pero no lo es, mi tio me dejó su pequeña herencia: un departamento en el centro de la ciudad y el dinero suficiente para terminar mi último año. Cuando mi tio murió creí que todo lo que me importaba en la vida se había ido, las Moiras podían cortar el hilo de mi vida cuando quisieran. Pero, aún hay alguien por quien vivir... no estoy diciendo que Chris sea mi razón de existir, de hecho, es probable que nunca hubieramos estado juntos, mas solo quiero despedirme de él en esta vida.

Frank ha pasado a segundo año, pero no es el chico que conocí. Su sonrisa, la que siempre jugaba en su rostro ya no está. Él y Colton se han unido mucho más. Al principio creí que eso le haría mal a Frank, sabiendo que le gustaba Colton y que éste no le correspondía pero al parecer no fue así, gracias a Colton, Frank no cayó en el agujero negro de desesperación que yo caí... era inevitable.

Usé la única salida que tenía por ser de último año para venir a ver a Chris al hospital. Su tez es mucho más pálida que la vez que estuvimos juntos antes de la obra de teatro, los moretones se han ido y las fallas han decaído, no en su totalidad, pero es un progreso. Chris... mi pequeño muchacho. Su mano está fría al tacto, siento como su vida se está consumiendo de a poco y no quiero que pase.

-Christian... mañana comienza el año escolar- aprieto su mano con fuerza y creo que puedo romperlo- espero que puedas estar conmigo, te necesito... te quiero.

Escucho unos pasos y la puerta se abre. Suelto la mano de Chris al ver a su padre.

-Hola señor-

-Que haces aquí- me interrumpe el Señor Van Helsing- recuerdo haberte dicho que no te quería cerca de mi hijo.

Aprieto la mandíbula. Cuando el accidente ocurrió me vine en la ambulancia con Chris hasta este hospital y estuve todo el tiempo con él. Pero cuando su padre llegó me ordenó salir de la sala con él. Me preguntó sobre mi familia y mis estudios... y le caí mal de inmediato, al parecer soy muy liberal. Fue en ese momento en el que me dijo que no me acercara a Chris nunca más. Si Chris despierta, se daría cuenta que ya no somos más compañeros de habitación gracias a su padre.

-Lo siento. Su hijo es mi...- ¿Qué somos Chris y yo? Compañeros de habitación solamente, creo que todo lo que tuvimos es insignificante- es mi amigo, y quería verlo antes de entrar al internado de nuevo.

El padre de Chris se parece a él solo porque me dijeron que era su padre... la tez y el pelo de color oscuro y sus ojos vacíos... es todo lo contrario a Chris. El señor Van Helsing apoya su cuerpo en su gran bastón, que al parecer lo tiene solo como accesorio de moda ya que no tiene ningún problema al caminar sin él.

-Tu visita ha terminado. Vete.

Abro la boca para protestar peor sé que es inútil, sus ojos gélidos no tienen compasión. Antes de irme beso la frente de Chris.

-Sé que nos volveremos a ver... nosotros no hemos terminado lo que empezamos... te quiero- digo en el oído del pequeño postrado.

Salgo de la sala y me encuentro con la señora Van Helsing. La versión femenina de Chris. Delgada y pálida, rubia y alta, un estilo para la moda envidiable (no por nada su tienda es tan popular) y una felicidad permanente en su rostro.

-Sabía que vendrías, me demoré vistiendome para que tuvieras tiempo- dice guiñandome un ojo. Ella es una ángel.

-Entonces le debo a usted esos preciados minutos- digo tomando su mano y besándola. Hace nueve meses tuvimos nuestra única conversación... Única conversación de tres horas. La verdad, es ella la que me ha estado informando sobre Chris durante todo este tiempo.

-Sabes... cuando vienes... Chris está mejor, creo que tu amor le da vitalidad.

Río nerviosamente, ésta mujer es bruja, una muy bella bruja. Me despido de la señora Van Helsing y camino hacia la salida. Los hospitales tienen un ambiente que no me gusta... esa mezcla entre vida y muerte es algo que me incómoda, esos pequeños dioses y jueces que visten de plástico verde azulado que al mínimo fallo pueden quitarle la vida a las personas. Los doctores son la versión actual de la Moiras griegas; traen a la vida, mantienen tu bienestar y pueden terminar cortando el hilo cuando quieran... no es algo muy bonito en qué pensar.

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Abro la puerta de mi habitación en el internado y me encuentro con un nuevo compañero: Frank.

-Frank... ¿Qué haces aquí?

-No te preocupes- me dice agitando sus manos- es provisional.

-No entiendo.

-Estaré solo hoy- Frank rasca su cuello- la verdad estoy guardando el puesto.

-Sigo sin entender...

Frank suspira. Nunca nos entendemos, no se por qué.

-Chris vendrá este año.

Me remuevo incómodo.

-¿Cómo estás tan seguro?

Frank me mira como si fuera de preescolar, pone los ojos en blanco y sonríe. De hace tiempo que no veía esa sonrisa, me recuerda tiempos mejores.

-Y entonces, ¿Cuál es tu verdadera habitación?

-Estoy con Colton- dice mordiendo su lengua cuando ve que alzo mis cejas- no pasará nada... tu sabes.

Hace seis meses Frank le confesó su amor a Colton y pasó lo que los dos sabíamos: Colton lo rechazó... Frank lo sabía.

-No entiendo como puedes ser todavía amigo de alguien que amas.

El hipster revuelve su cabello ahora azul, el naranja que conoció Chris se ha ido.

-No lo sé- me dice.

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Dos semanas después de la última vez que vi a Christian y ya quiero verlo de nuevo. Quisiera estar con él en éste minuto y no estar aquí sin hacer nada en una clase aburrida.

Miro con demasiada atención los patios del internado. No entiendo lo que dice mi profesor de lenguaje o en realidad no quiero entenderlo. La literatura ha perdido el sentido para mí. Siento mi nombre en la lejanía pero no quiero atender. Siento la mano de Colton, áspera y con nudos, en mi frente y dirijo mi vista hacia él.

Frank está agitado y sonriendo en la puerta del salón. Su frente perlada y su cabello alborotado indican que ha corrido un gran trayecto.

-Chris...- dice, eleva la mano para decirme que lo espere un momento, toma aire a bocanadas y se tranquiliza. Me está desesperando, me iba a decir algo de- Chris está en recepción.

Atrapado con el demonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora