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Christian

Me despierto antes de que la alarma cacaree. La verdad es que no dormí nada, hoy es mi último exámen, por lo tanto son los últimos días en el que Felipe esté aquí, y la verdad es que eso me aterra.

Me levanto de mi cama y camino hacia la de Felipe, me meto a su cama y me acurruco en su cuello. El calor que emana de él me calma. Está aquí y está ahora, y eso es lo único que debería importarme. La desesperación me enferma, sólo quiero abrazarlo con fuerza y no dejarlo que se vaya. Pero no es algo en lo que yo tenga autoridad.

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Tomo mi lápiz, rasgo el papel para poner mi nombre y firmar la hoja, giro ésta para comenzar mi exámen de cálculo. Números y letras amenazan con destruirme y sinceramente hoy no estoy con la concentración necesaria para luchar con esto. No estoy para luchar contra nada.

El único número que está en mi mente es el 3, los 3 días que le quedan a Felipe en el internado. La Nada misma. No sé qué haré después de eso, no sé si quiero pensar en eso..., no sé nada.

Miro la hoja del exámen y descubro que he escrito el número 3 en todos los enunciados. Mi mente no está en las condiciones óptimas para hacer este exámen.

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-¿Crees que te fue bien? -me dice Frank sentándose a mi lado.

Terminé la prueba de los primeros..., la verdad es que fui el primero en terminar pero no quería salir porque habrían pensado que no sabía nada, y en parte tienen razón, pero salir tercero le da un aire más enigmático a mi salida.

Apenas entregué mi exámen pensé en volver a la habitación, pero no lo hice, bajé al patio y fui a sentarme a las gradas de la cancha de Football, quería un rato a solas..., pero también quería que Frank me encontrara y sentía que por alguna razón lo haría. Sí, oficialmente estoy loco.

-No sé, no estaba pensando en el examen, solo pensaba...

-En Felipe.

Trago saliva y asiento, Frank saca una lata de Pepsi y me la da. La abro y tomo un sorbo, las burbujas de gas pican en mi garganta y el azúcar cosquillea mis mandíbulas. Dolor y cosquillas, presiento que estos últimos tres días serán así.

-No sé qué hacer.

-Es algo típico de ti Chris -dice con una sonrisa.

-Es que de verdad no sé qué hacer. ¿Nunca te ha pasado que piensas tanto algo que todas las opciones se vuelven lo mismo?

-¿Cómo es eso?

-Buscas los pros y los contra de cada opción hasta que al final las dos tienen la misma cantidad de pros y contra, así que las dos son tan buenas como malas.

Tras un largo silencio en el que Frank intentaba asimilar lo que le había dicho, finalmente me dice:

-No entiendo.

Suspiro resignado, tomo un sorbo de bebida y apoyo mi cabeza en su hombro.

-¿Cuáles son tus dos opciones? -Me dice Frank.

-Decirle que se quede o dejarlo ir.

-Las dos son imposibles bobo.

-¿Por qué? -Digo con llanto falso.

Frank se levanta y toma de mi antebrazo para levantarme, me hace caminar poniendo sus manos en mis hombros y arrastrándome.

-Decirle que se quede es imposible porque los papeles ya están firmados ¿No? Bueno no entiendo eso pero no creo que sea tan fácil que se retracte. Yo estuve aquí cuando pasó por su fase emo y la verdad es que el tema de salir de aquí salió apenas murió su tío -Frank llega a los columpios y me sienta en uno, y él se sienta en el del lado- fueron meses de trámites.

Atrapado con el demonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora