Atrapado con el demonio

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Felipe

Humillado. Así estoy ahora.

Es la primera vez que quería tanto un beso y no lo conseguí. Tomo mi almohada, la pongo en mi cara y grito de frustración. Maldito niño, me tiene completamente embobado. La puerta se abre con estruendo.

-¿No bajarás?- Chris está en la puerta apoyándose en ella- esta información sobre Herc es para ti.

-Chris me dejaste en depresión, yo quería un besito.

Nunca había mendigado un beso, estoy cayendo muy bajo... por él lo hago todo.

-Humm... no, prefiero quedarme con Frank.

-¿Qué?

Una ira asciende en mi, Frank... algo en mi interior me hace odiarlo y no sé por qué. Tomo mi teléfono, me pongo los zapatos y me acerco a Chris.

-Ya estoy listo ¿Bajamos?

Christian sonríe y besa mi mejilla. Uno más me susurra y sus labios vuelven a posarse en mi cara. Lo sigo por los pasillos prácticamente babeando por él, este chico tiene una actitud diferente a los demás. Chris sabe coquetear, aunque me deje tocarlo, no me deja terminar y eso me vuelve adicto a él.

-Deberías apurarte- dice Christian unos pasos delante mio, desde mi posición puedo observar su trasero redondo y levantado, pequeño como él.

-¿Cuánto mides Chris?- digo

-1.70 ¿Por qué?- 12 centímetros más pequeño que yo... lo vuelve 12 veces más encantador.

Mi mano se posa en uno de sus glúteos, Christian queda congelado y me mira. Aprieto su trasero y él cierra los ojos.

-Felipe estamos en medio del pasillo. Dejemos esto para después.

¿Después? ¿Me está dando el permiso para hacerlo después? Dios este muchacho me deja duro con simples frases. Lo sigo como perro que sigue al dueño que le dará de comer.

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La sala común es entretenida casi siempre, pero un día Sábado a las 9:20 a.m. no hay mucho movimiento. El aburrimiento me gana, sigo pasando hojas en una enciclopedia mitológica buscando nombres graciosos. Christian y Frank están juntos frente a mi... demasiado juntos, tan juntos que sus manos logran rozarse a veces... esas risas tímidas que se mandan son las mismas que se hacen cuando quieres decir que estás disponible pero te da susto. Me encantaría poder sentarme al medio de ellos, abrazar a Chris y gritarle a Frank ¡ES MÍO! Pero tampoco estoy seguro de eso. Cris, me estás comenzando a gustar...

-Felipe, corazón- imitando una voz de opera, Marcos se acerca a mí. Se sienta a mi lado y me besa en la mejilla.

Que fastidio... cómo hacerle entender a Marcos que solo fue un calentón y que no lo quiero... tal parece que es imposible. Miro a Christian; está observando cada movimiento de Marcos y cuando me toca, frunce el ceño. Me toca mi venganza.

-Marcos ¿Quieres ir al cuarto? Tengo pastel de fresas.

-¿Ahora? ¿Solos?- Marcos mira a Christian y él fija su mirada en el libro- Ok. Vamos.

Cuando nos paramos Chris me dice:

-No puedes irte, todo esto que estamos haciendo Frank y yo es para ti.

-Pero estoy aburrido... además creo que tu estarías mejor con Frank que conmigo.

Hablar sin pensar es una de mis actividades favoritas. Christian suspira.