10. La Despedida

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¿Qué pasó entonces? Mientras Estefanía dormía profundamente,  ya toda la familia se había levantado y había comenzado sus labores, incluso los niños. Windell, taly como Estefanía había soñado,había comenzado a tender la ropa afuera de la casa para que se secara más rápidamente, Eri ya había partido a la ciudad para terminar el tan anhelado escritorio que le habían mandado hacer, y tanto Ori como Seth jugaban cerca de su madre afuera de la cabeña del peñasco. Pero en ningún momento una horrile nube de mosntruos se había posado arriba de sus cabezas para matarlos…

Impa, por su parte, estaba ansiosa porque Eri terminara su trabajo ya que ella había sido la que se lo había pedido. El plan era tener a Zelda ocupada con tareas escolares para que ella y Gareth no volvieran a verse jamás. No podía permitir que aquel horrible hombre del desierto se le volviera a acercar ni medio milímetro si ella podía impedirlo, por lo cual, tenía pensado ir a visitar a Eri para apremiarlo en su tarea, sin explciarle claro cuál era la verdadera razón.

Eri recibió la visita de Impa con amabilidad pero lo único que ocasionó en aquel hombre no fue aumentar su eficiencia, sino su estrés, de cualquier modo él le prometió a la hechicera que terminaría lo más pronto posible y le hizo la firme promesa de no parar de trabajar en la pieza hasta terminarla, por lo cual no llegaría a su casa ni esa noche, ni la que le seguía con tal de seguir trabajando en el mueble en cuestión.

A Impa le pareció bien, y por ello se le hizo oportuno visitar a su esposa para explicar el asunto, pues, después detodo, no era una personal informal ni explotadora, simplemente quería obtener lo que quería.

Así pues, mandó ensillar una hermosa yegua blanca y partió a las afueras de Hyrule hasta llegar a la Bahía de Li-yu, precisamente donde vivían Eri y su familia.

No la esperaban, Windell y los niñso se encontraban enfrascados en sus tareas tempranas cuando la bella maga apareció. Subió el peñasco y se anunció ella sola:

-¿No importuno?-preguntó educadamente.

Windell, no acostumbrada a las visitas se sorprendió de ver a alguien tan finamente vestido delante de su casa, pero tratando de ocultar su sorpresa hizo despliegue de unos modeles muy corteses:

-Pero desde luego que no, pase pase por favor.-ella no conocía a Impa pero por su porta y ropas, reconoció su conexión con la familia real.

Ambas muejres hablaron del pesado trabajo de Eri, e Impa le explicó todo a su mujer y cuantos días habría de tardarse haciendo el mueble, y aunque Windell comprendió, no pudo evitar sentir una tristeza interior que no pudo ocultar, después de todo ¿quién le daría de comer a Eri? ¿Quién lo cuidaría mientras trabajaba? Windell estuvo a punto de proponerle a Impa que ella estaba dispuesta a irse a vivir temporalmente en su taller por los días que faltaban cuando de pronto unos extraños gritos de guerra asustaron a todos:

Pronto, desde la cama que estaba muy cerca de ellas la voz de Estefanía comenzó a protestar en Hyliano:

-“Dejénlas en paz!!” “ Ori” “Seth!!” Windelliiiii!!!!!!”.

Estefanía manoteaba y luchaba contra las sábanas.

-¿Pero quién es ella y qué es lo que le pasa?.-preguntó Impa asustada.

Y mientras iban Windell se paraba, esbosó rápidamente el incidente del bulto de algas.

Impa escuchó las palabras de la mujer, no sin antes notar algo extraño en aquella joven que luchaba contra las sábanas de su propia cama: notó la perfecta redondez de sus orejas, notó que hacía el ademán de dar hachazos y espadazos con un arma imaginWindella mientras gritaba en sueños, y lo más importante: su mano derecha brillaba intensamente y este resplandor venía de una marca muy conocida para la hechicera…¿podría ser? ¿un poseedor de la trifuerza después de años de no haber oído hablar de ninguno? ¿podría ser que la niña que tuviera adelante fuera la dueña de un poder inmenso venido de los mismísimos dioses? ¿la trifuerza de la sabiduría…? Del poder quizá? O podría ser…?

Justo antes de que Windell la despertara, la hechicera Impa tomó la mano de Estefanía y la levantó para que Windell la viera.

-¿Ves esto?, esta es la marca de la trifuerza, y esta joven la tiene.-proclamó Impa.

Justo un día antes había hablado de algo parecido, pero Windell no lo creyó, pensó que esas eran sólo leyendas, no lo creyó ni aún cuando Impa le mostró su mano iluminada. Tan sólo estaba preocupada por despertarla.

Fue entonces cuando se oyeron los últimos gritos de la joven e Impa le anunció a Windell su decisión de llevarla al castillo. Era urgente que Estefanía tuviera una cita con la Reina Amaya, y muy posiblemente con el Rey de Hyrule también.

Cuando Estefanía oyó la orden no entendía lo que pasaba ni tampoco quería irse, pero Windell le insistió, no quería tener conflictos con la familia real ni con sus mensajeros.

Como la joven tenía muy pocas cosas (pues había llegado a aquel lugar solo con al ropa que traía puesta) no empacó casi nada, y vistió entonces con la blusa color rosa, con los shorts y con el suéter azul largo con el que había venido, pues le parecía infinitamente más elegante que aquel saco de manta que le habían prestado antes.

Impa la esperaba ya junto a su yegua…pero ella tardó en despedirse de todos, mucho más de Windell, quien era quien la había cuidado. A pesar de que no podía expresarle su agradecimiento con palabras puesto que no sabía Hyliano, simplemente se dedicó a escuchar la despedida de la señora:

-Te deseamos muchísima suerte mi niña, desde que te vi supe que tenías algo especial, cuidate mucho hija mía, y no nos olvides nunca, que nosotros no lo haremos. –y aquí Windell bajó el tono de voz hasta convertirla en un susurro casi inaudible- y si tienes la oportunidad, ¡aboga porque le den más tiempo a mi esposo para terminar el mueble!

Esta era una promesa…Estefanía no sabía cómo, pero de alguna manera aprendería las palabras exactas para convencerlos de que le dejaran más tiempo. Por lo cual Sonrió y asintió.

-Merecidamente Coronada…ahora entiendo tu nombre.-susurró Windell y la abrazó tiernamente…como a una hija.

Estefanía se despidió también de los niños, quienes ya habían oído lo que Impa había visto:

-¡Vaya! Dijo Seth.-tengo que ver mejor mis manos…quizá algún día yo también encuentre la marca e la trifuerza.

-No seas tonto Seth.-le dijo Ori.- no creas que tengas la marca, eso sólo se presenta en gente muy especial.

Seth entonces se puso triste y Estefanía, en un gesto de amabilidad, besó su cabecita y trató de decir algo, pero tan sólo con los ojos le transmitió afecto y con su sonrisa confianza.

El niño pequeño sonrió también.

Estefanía hizo lo mismo con la cabecita de la niña Ori y pronto los dejó, ¡cómo lamentaba no haber podido despedirse de Eri! Agitó su mano para decirles adiós por ultima vez.

¿Sería esta la ultima vez que Estefanía viera a Windell, Eri, Ori y Seth? Posiblemente esta sería la última vez que los viera con esa nombre y esa apWindellencia…

La Leyenda de Lea I: El Espíritu del CorajeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora