La Leyenda de Lea I: El Espíritu del Coraje

13. Yukiko

Estefanía se sentpia confundida, invadida en su personalidad hasta lo más profundo de su ser,quizá el mundo no era lo que ella había creído, ni ella era quien había creído. Quizá su madre ni siquiera era su madre y quizá el mundo en el que había nacido nisiquiera era el mundo al que pertenecía. Estaba enojada. Estaba enojada porque nadie se lo había dicho y porque a fine de cuentas ¿quién era esa mujer para decirle quién era ella? Pero como siempre,nadie la podía ir ni tampoco sus sentimientos, ya que no podía hablarle. Comodeseaba decirle lo que realmente sentía, la terrible confusi´n que se arremolinaba en su corazón, y la impotencia que sentía de no poder preguntar. Todo eso sólo pudo salir de su ser mediante lágrimas…lo único que quería era acostarse en su cama y taparse con sus sábanas y dormir…dormir largamente y no despertar sino cuando todo eso hubiera pasado y su mente se hubiera ordenado sóla y por completo.

Impa la oyó llorar y manejando a la yegua la hizo ir más lento. No se explicaba el motivo de su llanto ni tampoco comprendía cómo se sentía, pero aún así se compadeció de Estefanía, que quizá, después de todo, no se llamaría así después de todo. No obstante, aún no podía explicarse porque la espada maestra no había cedido ante su mano. ¿Qué podía hacer? Había algo en la leyenda que se le resistía, que escapaba a su conocimiento y asus posibilidades y eso la hacía rabiar, ella era la encargada de las Descifradoras de los Códigos Antiguos ¿qué se le estaba resistiendo?

Impa sabía de alguien que posiblemente pudiera sacarlas de la gran duda en la que estaban metidas y esa persona era nada más y nada menos que la Gran bruja Yukiko. Sí, dije bien, Gran Bruja, no hechicera como Impa.

A diferencia de las hechiceras, las brujas hylianas rara vez pactaban con la familia real o con alguna otra persona, practicaban la magia independientemente, sea ésta legal o ilegal, blanca o negra. Sabían los secretos ocultos que a algunas hechiceras les estaban vedados y leían los libros de magia sin censura y libremente, tenía un acceso sin restricciones a todos los conjuros porque no había ley que se impusiera sobre ellas. Por eso muchas fueron perseguidas en tiempos antiguos pro los reyes y el mismo pueblo, porque actuaban con voluntad propia, sin rendirle cuentas a nadie y podían ser tanto buenas y ayudar a la gente, como enemigas de temer.

Impa conocía a Yukiko porque había sido su maestra. Y esto solamente la reina Amaya lo sabía, nadie en el castillo, ni siquiera el rey tenía idea de que gran parte de su conocimiento habían provenido de una bruja, y por lo tanto una considerable porción de su saber contenía partes de magia no muy blanca, y no todo lo que sabía podía beneficiar a la gente, pero Impa no hacía uso de magia negra porque había prometido dejar de hacerlo y entró al servicio de la familia real por razones misteriosas, de las que nadie recuerda o sabe.

Yukiko no era una bruja agresiva pero sin duda, como enemiga era peligrosa y de temer. En principio, era el habitante más longevo de toda Hyrule y muchas millas alrededor, su edad se perdía en la memoria de los habitantes. Había recorrido gran parte del mundo conocido y dicen algunos que había llegado incluso a otras dimensiones desconocidas con uso de sus poderes mágicos. Se cuenta que había hablado con dragones y que había conocido a más de un Héroe del Tiempo personalmente. Vivía muy cerca del Templo de los Héroes pero muy lejos del Castillo del Rey.

Se dice que hubo un tiempo en que fue perseguida por la misma realeza, pero en otras ocasiones la tuvieron que dejar en paz ya que su terrible poder era aún mayor que el de todas las hechiceras del reino juntas.

Impa y Estefanía entraron juntas a la pequeña casa de la Gran Bruja, y vieron en ella un sinúmero de objetos extraños, desde calderos de latón negro de todos los tamaños y tipos, hasta plantas y raíces conocidas y desconocidas puestas a secar en el gran escritorio de madera que tenía justo frente a la ventana.