Narra Noah.
Luego de dejar a ______ en su casa, fui en camino hacia la mía; no podía sentirme tan bien, lo cual en un momento fue raro, gracias a Meredith, pero no le di mucha importancia.
Sólo espero que no haga ninguna tontería.
Aunque lo dudo, porque ella no es así... ¿o sí?
En fin, dejando de lado a Meredith, seguía caminando hacia mi destino, me puse a pensar en mis amigos, en especial, Finn. No tuve noticias de él, o capaz que sí pero no me estoy acordando en estos momentos.
Saqué mi celular y me fijé la hora, 21:07 pm, ya era tarde y aparte, tengo hambre. Creo que mi cena será macarrones con queso, anhelo tanto esa comida.
Luego de una corta caminata llegué a mi casa, saqué las llaves de mi bolsillo y las introduje en la cerradura; di dos vueltas y se abrió la puerta.
- ¡Llegué! -grité esperando a que alguien respondiera.
- Hola amor. ¿Qué tal tu día? -preguntó mi madre con una sonrisa de oreja a oreja.
- Hola mamá, bien y raro a la vez. ¿Y a ti?
- Ay, ¿por qué? -dijo curiosa.
- Meredith volvió. -al terminar la frase mi mamá abrió los ojos como platos y dejó caer su mandíbula.- Cierra la boca, puede que entren moscas.
- ¿Meredith aquí? ¿otra vez?
- Sí, dijo que quería volver conmigo pero le dije que no.
- ¿Por? -preguntó ella.
- Y porque ya no estoy interesado en ella, hace un tiempo conocí a una chica y la verdad es que me gusta, y bastante. -dije con una sonrisa sin mostrar mis dientes.
- ¿Y cómo se llama?
- Se llama ______ Smith, vive cerca de aquí y es del instituto, así que básicamente la veo todos los días.
Mi madre soltó una risa. - Cuidado. -mencionó.
- ¿Por qué lo dices? -pregunté confuso.
- Porque puede que algún día pase algo, no me preguntes qué porque no lo sé, y tener que verla todos los días va a ser algo duro. Y... ¿te puedo dar un consejo? -dijo mirándome directo a los ojos y acercándose hacia a mí.
- Dime.
- Nunca dependas de alguien emocionalmente, es una de las peores cosas que puede haber. Obvio que al principio es todo color rosa y arcoiris, pero luego van a ir conociéndose poco a poco y ustedes verán que van a hacer. No te lo tomes a mal hijo, solamente te estoy dando un consejo y para que puedas saber que no todo es color rosa, ¿sí?
- Lo sé, mamá. Gracias por tu consejo, lo aprecio. -dije sin ninguna emoción.
- Bien, ¿quieres algo de comer? -preguntó.
- Sí, muero de hambre. ¿Te va unos macarrones con queso?
- Claro, yo te aviso cuando esté.
- Gracias mamá.
Me fui alejando del lugar y empecé a subir las escaleras, dirigiéndome hacia mi habitación. Apoyé mi mano sobre la manija y abrí la puerta, la noche está especial para escuchar canciones a un volumen fuerte.
Conecté el celular con el parlante y puse Where is my mind - Pixies.
Dejé mi celular a un lado y salté hacia mi cama, me quedé acostado boca arriba mirando al techo. Me siento tan tranquilo, relajado, sin ningún problema alguno, excepto el colegio, pero, la vida es una ¿no? Tengo tantas cosas en mi mente, me dejo llevar por todos los pensamientos pero... el nombre ______ invadió mi mente y no pude no dejar de pensar en ella.
Todavía me cuesta creer que esto es solo el comienzo, tal y como lo dijo ella, al principio no es muy buena onda que digamos, pero es tan amable, dulce, no tiene malas intenciones de nada, ella es tan ella que hace explotar mi corazón.
Yo ya gané con ella.
Narra ______.
Vi a Noah alejándose cada vez más y es ahí donde entro a mi casa, le mandé un mensaje preguntando si llegó pero no me respondió, seguro debe de estar ocupado o cansado, asique prefiero no molestarlo.
Entré a mi casa y vi a mi mamá cenando mientras veía... ¿Shrek? sin pensarlo solté una carcajada.
- ¿De qué te ríes? -preguntó confusa mientras llevaba un bocado de su comida a su boca.
- ¿En serio estás viendo Shrek? ¿tú? ¿desde cuándo? -pregunté sarcástica.
- Ay _____, sabes que es nuestra favorita, aparte odio estar sola en casa y no tengo nada más que hacer. ¿Quieres comer?
- Mmm bueno. -me acerqué hacia ella y me senté al lado.
- ¿Que tal tu salida? ¿no piensas contarme? -me hizo una mirada pícara.
- Ay mamá, me fue bastante bien y listo. -dije mientras veía la película.
- Ay no te hagas, ¿qué hicieron? -preguntó curiosa.
- Fuimos a caminar por ahí, es un chico bastante bueno y no tiene maldad en nada. No tienes por qué preocuparte. -dije segura.
- Qué bueno, me alegra que hicieras amigos.
Hubo un silencio en el ambiente aparte de la película, las dos comíamos y nos reíamos a carcajadas, Shrek es la mejor película del mundo y no lo pueden negar.
Hasta que mi mamá rompió el silencio.- Creo que tenemos que hablar sobre... nosotras. -mencionó mientras dejaba el tenedor en el plato y lo apartaba.
Yo solamente asentí.
- Las dos hemos pasado por bastantes cosas, tú más que nada, lo tuyo no tiene comparación. Siento que deberíamos ir progresando cueste lo que cueste, y para empezar es solamente pedir perdón.
Hija, perdón por todo lo que te hice, lo que te hice sentir, lo que le hice a tu padre que jamás tuvo maldad en nada, perdón por no pensar antes de hacer cualquier estupidez... -su voz parecía impedir pronunciar las siguientes palabras. A medida que se obligaba a hablar, un nudo se le formaba en la garganta.- Mamá... tranquila, ya todo pasó. Y si pasó fue por algo, te perdono. -dije mientras mis brazos se enroscaban en ella, ella rompió en llanto y mis ojos estaban cristalizados, fue un momento duro como para ella y como para mí.
Pero creo que es hora de que pasemos de página y podamos cumplir el rol de "madre e hija" después de tanto tiempo.
- Lo siento mucho, la verdad no sé que es lo que pasaba por mi cabeza en ese momento.
- Todo va a estar bien mamá, tranquila, recuerda que todo va a estar bien... -dije mientras seguía abrazándola, sentía sus lágrimas cayendo en mi cuerpo y eso me rompió el alma, nunca la había visto así.
- En serio no sé qué es lo que haría sin ti.
Me separé de ella y con los dedos de sus manos comenzó a sacarse las lágrimas de su cara.
- También te quería pedir perdón yo a ti, no anduve comportándome bien y creo que la vida es muy corta como para andar tratandonos así, es mejor que pasemos de página y estemos mejor de lo que estamos.
- Tienes razón hija, gracias por perdonarme. Prometo ser la madre que nunca tuviste, ¿sí? -dijo.
- Sí, mamá.
Al principio tenía un mal presentimiento con respecto a esa plática. No podía ni imaginar la situación. Y, en vez de echar a perder todo, se limitó y empezó a desahogarse.
No entendía la razón, pero ella quería apreciar cada momento desde ahora en adelante como si fuese el último, y luego de bastante tiempo creo que estoy de acuerdo con ellaMañana será un nuevo día.