Legado

Capitulo 7. Una larga travesía / Tercera parte

-Falta medio camino todavía- declaró Sett mirando el mapa o haciendo como que lo miraba.

-¿Cuantos días llevamos aquí?- se quejó el vastaya de dorado plumaje.

-Salimos ayer vastaya- le contestó la piloto de la embarcación poniendo atención al frente y a los lados de esta.

-...¿¡QUE?!- lloriqueó Rakan.

.

El mar estaba tranquilo, no habían tenido muchos reveses inesperados con el imprevisible oleaje del gran mar interseccional, que separaba el continente de Valorant de las insulas orientales Jónicas.
A pesar de esas variables, nada había dado muestras de problemas excepto las embarcaciones extranjeras que se cruzaban con ellos.

Sin embargo, en un viaje de este calibre el peligro no desaparecía porque sí. Esperaba el momento de atacar en al menor descuido.
Desde quedarse sin comida, hasta un asalto pirata imprevisto (poco probable debido al cordón militar Noxiano que vigilaba los mares para que las rutas comerciales fueran seguras).

Algo que no pudieran prever... pero... ¿el que?

-Voy a bajar a la bodega a por la comida, preparaos, dentro de dos días llegaremos a la costa de Valorant, será de lo más complicado cruzar sin que una patrulla noxiana nos pare en un puerto fortificado- anunció Sett mientras abría la escotilla -¡He, piloto!- la llamó.

-Tengo nombre ¿sabes?- replicó medio seria.

-Lo que sea, ven, ayudame con las cajas para llegar al barril de suministros, con suerte quedará algo de carne salada o mierdas vegetarianas jonias.

Ella hizo una mueca como de "¿Que coño estas diciendo?".

Bajaron los dos y encendieron la pequeña candela que iluminó tenuemente el alrededor de la bodega.
-Bueno, a ver donde están las ultimas cajas de provisiones- habló la piloto.
-Ahí delante, detrás de la mercancia, ayudame a mover todas estas cajas- pidió Sett mientras se crujía los nudillos y empezaba a apartar los grandes contenedores.
Durante un par de minutos, estuvieron quitando de en medio toda la mercancia y entonces encontraron lo que buscaban.

Sin embargo había algo raro.
-He, ya las he encontrado, venga vamos a subir a darnos un pequeño festín- dijo Sett.

No recibió respuesta alguna.

-¿Piloto?-volvió a llamar.

Un terrible silencio inundó la bodega. Sett no tenía miedo de casi nada, esa situación tan tetrica no le parecia ni siquiera interesante.

Hasta que escuchó gruñidos.
Entonces lo entendió todo.

-Hijas de gusanos blindados tragadoras de arena- susurró.
Y entonces hechó a correr hasta la salida a toda velocidad.

Los gruñidos se intesificaron.

-¡Ninjas! ¡Cerrad la puerta!- gritó para que los de arriba le escucharan.

-¿Como?- preguntó Akali.

Sett salió disparado, de una salto subió a cubierta y lanzó un puñetazo a la oscuridad de la entrada a la bodega golpeando algo de pétrea solidez.

Un chasquido dio a toda la tripulación el motivo por el cuál debían cerrar la puerta.
Akali y Kayn la empujaron para sellar la salida de aquellas bestias pero un brazo se interpuso y consiguió bloquear el intento.

Akali sacó su cama mientras Xayah ocupaba su posición.
Con un potente movimiento, cortó el brazo de la criatura que aulló de dolor y de furia para segundos después tratar de sacar el cuerpo entero, pero Rakan se lo impidió dando un fuerte pisotón contra la puerta y cerrandola de golpe.
-Quedate ahí abajo... ¡bestia!- exclamó sentandose encima de la puerta para evitar que estos salieran.