15- Aún contigo

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No entendía del todo su alrededor... Dónde estaba, con quienes estaba o, siquiera, algo tan sencillo como entender quién era él mismo. Lo que si sabía y entendía era aquella sensación agobiante y ardiente en su garganta, aquel grito desesperado de su estómago por ser llenado y la sensación hormigueante en su piel por el desperdicio de la sangre mojandole.

Beber... la debiste beber.

Si... su sed venía de aquel delicioso líquido que escurrían los humanos al herirse, por eso entendía perfectamente aquellos cuerpos desfallecidos por el suelo.

Llevaba horas dando vueltas y vueltas, ya estaba arto de todos esos cuartos y pasillos ¿Cómo demonios se salía de ese asqueroso laberinto?

— Después de vernos comer tantas veces en serio eres inútil— Una alta mujer estaba a varios metros de él, al final de aquel pasillo que estaba seguro ya había recorrido unas quince veces como mínimo. No necesitaba acercarse a ella, por solo su energía entendía que ella era como él.

— ¿También tienes hambre y sed?— Le pregunto extendiendo uno de los cuerpos que había en el suelo tomándole desde el cuello, para su sorpresa un leve quejido salió de aquel manojo de carne y huesos.

— Detesto las sobras, sobre todo las que deja un bebé— Se quejo la mujer pateando uno de los cuerpos aledaños a ella, sin embargo se agachó para tomar a uno de ellos desde la muñeca y levantarle para apoyarlo en su propio cuerpo. Pudo reconocer que era un cuerpo femenino por los turgentes pechos que rebotaron ante el brusco movimiento que realizó la mujer alta, él también tenía un cuerpo femenino en sus manos, y sin comprender mucho, imitó— Debes extenderles el cuello, morder a penas con la punta de tus colmillos y hundirte en sus yugulares mientras tu lengua hace el efecto de succión, para no perder nada.

Se deshizo, el cuerpo en manos de aquella alta mujer se hizo polvo, una ceniza tornasol que se desvanecía sin acumularse en el suelo.

Mordió a la chica en sus manos como indicó aquella mujer, no había mucho que comer de ella, sin embargo, justo antes de que su cuerpo se transformará en polvo, sintió un delicioso calor en su estómago... eso era comer de verdad. Sus manos comenzaron a hormiguear por el simple hecho de notar todos los cuerpos moribundos a su alrededor, todos aquellos cuerpos que sufrían ante su negligencia al no comerlos apropiadamente. Encajo mordida tras mordida casi sin respirar, sintiendo como su estómago llenaba placenteramente aquel vacío con el rojo elixir de la vida que derramaba cada mortal...

Alli fue que su mente tuvo un fuerte recordatorio... aquellos cuerpos que había tenido a sus pies, eran suceptibles a la muerte y, por alguna razón, supo que él ya no tendría ese futil destino.

— ¿Qué es lo que soy? — Le pregunto a la alta mujer que se mantenía a varios metros de él, sus ojos verdes y fríos le observaban con calma y precaución a su vez— Tú... ¿Eres como yo también?

— Soy un vampiro de sangre pura, nacida del primer vampiro en la tierra, un desgraciado maldito por negar a quien llamaban dios, condenado a comer y depender de su ganado más simple, y ahora tú también lo eres, Víctor...— El peliplata contuvo el aliento al escuchar su nombre... Él era Víctor...

— ¿Ya acabó? — Un chico rubio y de cabello largo se asomo tras la mujer alta— Viejo, vaya asco has echo de este lugar, está todo lleno de mierda ¿Cómo es que desperdició tanta sangre?— Pregunto dirigiéndose a la mujer.

— No entendía como morder hasta acabarlos— La alta mujer hizo un gesto vago con las manos, el chico se rio y agito la tela que traía entre sus manos, luego lanzo hacia él aquella de abrigo, la tela era suave y un tanto pesada.

— Ponte esa bata, no estoy de humor para verte en pelotas por el castillo, será mejor que tomes un baño para limpiar tu cuerpo... — El peliplata parecía no entenderle del todo, sus gestos irritaba a Yuri — ¿Qué mierda no entiendes qué me miras así?

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⏰ Última actualización: Jul 27, 2021 ⏰

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