Aixa
—Sé que nuestra gran madre puede cumplirlo —dije esperanzada. — Si tu peleas para mí y ganas, ambos saldremos beneficiados. Yo cumplo mi deseo y tu obtienes tu tan ansiada paz.
La mirada de Darius se apagó poco a poco, sin compartir la alegría de mi brillante idea conmigo.
Cada célula de mi cuerpo me gritó que la había cagado. De manera olímpica, la había cagado. Mis lentas neuronas no fueron capaces de entender exactamente qué parte era la que lo había arruinado todo. ¿Lo de ser un buen guerrero? ¿Qué los brujos continuaban haciendo esas ceremonias? ¿o que mi deseo era recuperar a mi hermana?
—¿Tu... hermana? — fue lo único que preguntó y de pronto sus ojos adoptaron una forma helada. —¿Estas mintiendo, bruja? Tú no tienes ninguna hermana, eres la última descendiente de los Casabella.
Abrí la boca para contestarle que eso no era del todo cierto, pero parte de su respuesta me dejó pensando y con el corazón acelerado.
—¿Cómo sabes eso? De que soy la última hija de los Casabella—sonreí. —Dijiste que no tenías ningún tipo de interés en mi. ¿Has estado haciendo averiguaciones sobre mi persona? ¿te gusta husmear guapote?
—¿Qué?
Me mordí los labios para no carcajearme allí mismo.
—Eres tan lindo —fruncí mis labios y él me miró pasmado. —Además de caballeroso y protector, eres todo un cotilla. Respondiendo a tu pregunta, si tengo una hermana. Una que desapareció hace cinco años, seis meses y cuatro días si mis cuentas no me fallan.
Los ojos azules de Darius me transmitieron mucha paz y comprensión terminando de convencerme de que nada malo sucedería si me desahogaba un poquito, solo un poquito con él. No habría burlas, menosprecios o subestimaciones.
—¿Hablas de la hermana de Thara?
—Melissa —lo corregí. —Su nombre es Melissa.
Fue inevitable para mi que la melancolía me ganara y terminara por nublar mis ojos con un velo de saladas lágrimas. Miré a Darius haciéndole ojitos y esperando que su gran y masculina mano acariciara mi mejilla como un consuelo.
Sin ser redundante y conociéndolo, eso no fue lo que sucedió. Él me regresó una mirada analítica y pestañee para que la tonta lagrima cayese. Cosa que tampoco sucedió y terminó por empapar mis mugrosas pestañas.
—¿No piensas consolarme? —le pregunté y tomé su mano. Como una gata callejera me froté contra ella y él contuvo la respiración. Punto para mi. —Soy una desesperada bruja que ha viajado por muchos continentes buscándote con el único propósito de que me ayudes en mi cruzada...
Él pestañeó pausadamente, dándome a entender que lo conmovía tanto como ver a un perro defecando.
—No has cruzado continentes, bruja— respondió simple y llanamente. — Como mucho has demorado veintiún horas en tren...
—Doce horas volando en mi escoba —le rebatí. —En fin, mi propuesta es esa. Todas mis cartas están sobre la mesa. Ahora conoces la verdad y que pretendo, ¿Qué dices me apoyas o no?
Darius sonrió resignado, más bien decepcionado. En ese momento no lo entendí y tampoco quise hacer mucho énfasis en ello, pero mi propuesta había lastimado algo dentro del vampiro guapo.
Algo que ni él mismo se atrevía a reconocer.
—¿A ver si entiendo cuál es el plan? —preguntó, —¿peleo para ti, gano, cumples el deseo de encontrar a Melissa Wellton y luego me asistes en mi suicidio, es así?
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TIERRA EN EL CORAZÓN
Vampiros#3 de la saga Elemental Darius y Aixa. Para leer esta historia es necesario haber leído las dos anteriores ya que se ubica cinco años después de la finalización de la segunda. BOOKTRAILER cortesía de @BRECOSANCHEZTEAM https://drive.google.com/file...