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Martina Stoessel
Despierto gracias a un cariñoso abrazo, cuándo puedo abrir mis ojos veo a mi mejor amiga.
-Dios mío, no me dejaban venir a verte-grita desesperada-¿como estás?
-Bien ¿qué pasó?
-Te desmayaste.
Observo a mi alrededor y me topo con un rostro conocido.
-Profesor.
El sonríe y se acerca un poco.
-Que bueno que estés bien-dice mientras apoya su mano en mi hombro- no es nada muy grave, dentro de unas horas estarás perfecta.
Lo veo irse y me quedo junto a Camila.
-hazme lugar.
Con cuidado me muevo a un lado de la cama y ella se recuesta en el otro, no nos dejan compartir habitaciones, pero al parecer hoy la dejaron quedarse conmigo.
-Descansa.
...................
8:10 am
Todos estamos abajo desayunando, tal cuál como lo pactan las reglas, observo al chico que me ahogó, al parecer lo castigaron.
-Bien, disfrutaran de lo que les ofrece el hotel, spa, piscina, manicura, lo que quieran.
Siento que alguien se aproxima por detrás a donde estoy.
-Te meterás en la piscina para niños.
Me volteo a ver a mi profesor de literatura que me mira riendo.
Lo miro mal, no fue mi culpa lo de ayer, decido volver mi vista al frente, pero aún así no se va.
-No te enojes, es un chiste.
No lo miro, estoy enojada
-Bien, me voy.
Termino de escuchar las indicaciones y sigo desayunando con cami.
-Amiga, ese profesor en verdad no deja de mirarte.
La miro y niego.
-Ya te dije que no debe ser nada.
-seguro.
-¿cómo vas con ricky?- decido preguntarle.
-Bien, cada vez que lo veo siento cosquillas en el estómago, no puedo estar sin el por mucho tiempo.
Sonrío a mi amiga, es bueno que consiga un chico así.
¿Cosquillas en el estómago? Yo también e sentido eso con cierta persona en las últimas semanas.
Aunque puede que solo sea hambre.
-Vamos al Spa, rápido.
Camila tira de mi mano y subimos por el ascensor hasta una sección llena de cosas increíbles.
Las horas se pasan rápido, nos hacen masajes, nos hidratan la piel y al final, salimos como nuevas.
-¡Es increíble!
Es divertido escuchar el acento mexicano, no estamos acostumbradas pero nos gusta.
Seguimos caminando por las instalaciones, pero alguien nos detiene el paso.
-Señorita Stoessel, tengo que hablar algo con usted
Miro a mi amiga y levanto mis hombros. Decido seguir a Sebastian.
-¿En verdad se enojó?
Lo miro y me dan ganas de reirme, al final una carcajada abandona mis labios.
-No.
El me mira mal y noto como hace un leve puchero.
-Ya puedes irte nuevamente.
Me despido mientras vuelvo riendo.
Me gusta hablar con el

~Heart beats(latidos del corazón)~SebastiniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora